Te voy a contar algo que me pasa, quizá a ti también te pase algo parecido.
[spreaker type=player resource=»episode_id=28445765″ width=»100%» height=»200px» theme=»light» playlist=»false» playlist-continuous=»false» autoplay=»false» live-autoplay=»false» chapters-image=»true» episode-image-position=»right» hide-logo=»false» hide-likes=»false» hide-comments=»false» hide-sharing=»false» hide-download=»true»]De vez en cuando, tengo migrañas con aura. Si me conoces, o tú también las sufres, sabes que comienzan con una especie de burruño en el horizonte, como si la realidad fuera una sábana impresa y de repente le saliera una arruga. Luego, esa arruga va creciendo y se va volviendo brillante… generalmente la veo con el ojo izquierdo pero a veces con los dos. Después, ya tenemos una fiesta psicodélica montada, tenemos los Beatles, Pink Floyd y Led Zeppelin en todo lo alto te gusten o no, tanto con los ojos abiertos como cerrados, y si para entonces no me he tomado las pastillas que cortan la migraña más o menos en seco, sé que me enfrento a horas o incluso días de dolor de cabeza intenso en el lado izquierdo de la cabeza y detrás del ojo, náuseas, malestar y escalofríos, y que lo mejor que puedo hacer es tumbarme en una habitación oscura y esperar que pase pronto y no pasarlo muy mal.
Si tú también las sufres, sabes de lo que hablo. De la sensación de vulnerabilidad mientras no ves bien, de la intensa fatiga y el mal cuerpo, con y sin pastilla. Y de que te estalla la cabeza.
¿A ti también te pasa?
Empezaron un poco después de la pubertad, me venían de familia… pero también están muy ligadas al ciclo menstrual. Y, cuando las circunstancias son propicias, hay ciertos alimentos que las activan, como el café, el chocolate, los frutos secos o las comidas grasientas o con aditivos como el glutamato monosódico, el espesante de salsas que usan en la mayoría de los restaurantes de comida china. De hecho, llevar una dieta equilibrada, comer a horas regulares y evitando fritos, grasas y ultraprocesados me ha ayudado a rebajar mucho el número de jaquecas que ‘me dan’… aunque no a despedirme de ellas del todo.
Vamos, que no me las voy a quitar de encima en la vida, o al menos hasta la menopausia. Pero todos los que tienen dolor intentan lo que sea con tal de que pare, y yo he hecho lo mismo.
Durante muchos años, me hice pruebas en el neurólogo, que me informó muy a su pesar de que, o tomaba medicación diaria, o pastilla-bomba cada vez que tuviera una crisis. Me hice pruebas de unas cuantas alergias e intolerancias alimentarias. Incluso fui a acupuntura, lo cual me aliviaba un poco, y fui a una especie de chamán, que me hizo coger un electrodo con una mano y con la otra, diferentes tubitos con leche, trigo, cacahuetes y otros alimentos a los que mucha gente es alérgica o intolerante. Me dijo que si había tenido un trauma en la adolescencia que me había bloqueado un chacra del riñón, o algo parecido… y que no tomara lactosa. En fin, un peregrinaje que iba a continuar justo cuando se decretó el estado de alarma, con una visita a un naturópata que me cobraba 150€ por sesión. ¿Habría sido este el tratamiento definitivo? Por el momento, no vamos a saber la respuesta.
Pero lo que subyace en el fondo de todo esto es mi convencimiento de que lo que como y cómo lo hago influye, y mucho, en la frecuencia y gravedad de cada crisis de jaqueca.
Cierto, hay muchos componentes esenciales para una vida sana y libre de dolencias por muchos años, y la alimentación es un pilar esencial. Todos las conocemos: tener una vida activa y no sedentaria, no fumar ni tomar drogas, evitar el alcohol – siempre que se pueda –, dormir bien tus como mínimo 7 horas y media diarias, llevar una dieta equilibrada y sana, y beber mucha agua. Así como en los ’90 el mandato era estar ‘fit’ y luego estar súper flaca, ahora se lleva la vida sana, orgánica, y natural. Y de hecho, ¡este podcast es 50% eso!
Lo que comemos cada día influye profundamente no solo en cómo nos sentimos ese mismo día o el cuerpo que enseñamos en la playa, sino en tu salud a largo plazo, en las enfermedades que podrás o no desarrollar, y en el número de años que vivirás.
¡Cuida de tu microbiota!
Tu dieta está en la base de tu salud, cada vez que comes vegetales, carnes o dulces, estás ingiriendo proteínas, aminoácidos, vitaminas, minerales… que alimentan la microbiota de tu tracto digestivo, es decir el conjunto de microorganismos que viven en los tejidos sanos, como por ejemplo los lactobacilos que viven en las cavidades bucal e intestinal. Lo sé, a simple vista parece que estamos llenos de porquería, pero investigando para esta temporada del podcast he descubierto que una microbiota sana es indispensable para el correcto crecimiento corporal, el desarrollo de la inmunidad y la nutrición.
Seguro que has oído hablar de los probióticos, que se anuncian en los yogures y el kéfir que tanto me gusta. Pues bien, los probióticos son organismos vivos que ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota de la que he hablado… y a reforzar el sistema inmunológico, disminuir los ácidos del estómago y ayudar en la digestión de alimentos pesados. Luego están los prebióticos, que nutren la microbiota y se encuentran en alimentos como los cereales integrales, los plátanos, las verduras, las cebollas, el ajo, la soja y las alcachofas. Hablaremos más en detalle de todo esto con expertos en nutrición.
Si tu microbiota está sana y tus órganos reciben los nutrientes que necesitan, es probable que esto influya positivamente en tu nivel de energía, tu salud y tu ánimo, pero ¡ay de ti si no es así! El semáforo en rojo de una mala alimentación se muestra de muchas formas: cansancio y falta de energía, mal humor o depresión, resfriados y enfermedades frecuentes o crónicas, gases y estreñimiento, acné, insomnio, bajo rendimiento físico…
Además, cuando nuestra dieta falla, cuando comemos demasiados pocos nutrientes y demasiados alimentos perjudiciales para el equilibrio de nuestra microbiota, cuando la acumulación de ciertos compuestos dañinos o la sobreexposición a un cierto ingrediente o alimento activa un gen específico presente en nuestro ADN… aparecen las intolerancias, las enfermedades y las alergias alimentarias. En los últimos tiempos se han disparado las estadísticas de intolerancia a la lactosa, de alergia al huevo o al cacahuete… y un investigador en ciencias alimentarias con el que hablé sobre celiaquía me contó que la mayoría de población celíaca aún no ha sido diagnosticada, una verdadera epidemia que hemos visto crecer exponencialmente en los últimos años.
Demasiada comida calórica y poco nutritiva
Nutricionistas y médicos vienen advirtiendo desde hace mucho tiempo de que no debemos abandonar la dieta mediterránea, que es considerada como una de las más equilibradas y ricas en nutrientes del mundo, y que estamos dejando de lado por los horarios súper estresantes y comprimidos que llevamos, en favor de productos ultraprocesados, platos preparados, demasiados platos fritos, grasientos y dulces, carnes rojas, bebidas y zumos azucarados y cantidades demasiado abundantes. Y claro, aquí nos detendremos a hablar sobre la famosa comida rápida, también llamada directamente comida basura.
¿Sabes lo que le pasa a tu cuerpo cuando se bebe una lata de 33 centilitros de Cocacola normal, es decir con todo su azúcar, cafeína y ácido fosfórico? Te dejo un par de links en el post del programa, seguro que ya has oído alguna historia de terror como esta pero convéncete de nuevo de lo rica que está el agua, el té o los zumos sin azúcar añadido… porque sí, amiga, el secreto está en las paladas de azúcar que se le añade a las bebidas y casi a cualquier alimento, para activar el sistema de recompensa de nuestro organismo y liberar dopamina… el secreto está en hacernos adictos a ese subidón que nos da el azúcar.
¿Epidemia de sobrepeso y obesidad?
Estos excesos en la comida que comemos deprisa y como si fuera comida de fiesta o diversión han llevado en muchos países como el nuestro mismo, y mira que en España siempre hemos presumido de la dieta mediterránea, de la salud de la población y de la longevidad de nuestros mayores… pues nos ha llevado a unas tasas de sobrepeso y obesidad alarmantes, sobre todo entre los niños. La obesidad es hoy en día, tanto en países desarrollados entre comillas, como en los países en vías de desarrollo, un problema estadísticamente mayor que el hambre y que crece a pasos agigantados. El consumo de comida pobre en nutrientes y rica en calorías, procedentes de grasas saturadas y trans, azúcares refinados, aditivos para hacer más atractivos y adictivos los productos, conservantes y colorantes… provoca daños a la salud de una persona observables en pocos días, y a lo largo de meses y años, el efecto acumulativo puede amplificar sus efectos negativos, y pueden desembocar en diabetes, cardiopatías, enfermedades neuronales degenerativas y distintos tipos de cáncer, por nombrar solo algunas de las enfermedades más graves que ocasionan.
Obsesión por la alimentación sana y el fitness
Esta sobreexposición a aditivos, colorantes y conservantes, químicos tóxicos en nuestra ropa y a polución en el ambiente, a microplásticos que pasan a nuestro organismo ya que están presentes hasta en el agua que bebemos… han creado la obsesión contraria, la obsesión por los alimentos orgánicos, ecológicos y hasta por los llamados súperalimentos, como el aguacate, la quinoa o la chía, de los que ya habrás oído hablar y a los que recientemente ciertos gurús de la alimentación les atribuyeron propiedades extraordinarias… y como ya sabes, todo esto también es marketing. Hablaremos de mitos construidos interesadamente con el único propósito de vender determinados productos, dietas o doctrinas alimenticias, y que pueden llevar a tu cuerpo a un punto crítico.
Por no hablar de la obsesión por el cuerpo favorecida por la exposición en redes sociales, que también puede provocar excesos en gimnasios y en el consumo de complementos alimenticios, además de a un control excesivo de la dieta… Esto, además de no permitirte ver más allá de tu cuerpo en comparación con el de otros, puede desembocar en verdaderos trastornos alimenticios y problemas de salud muy serios. De ello también vamos a hablar en las próximas semanas.
Todo esto es precisamente lo que vamos a tratar en este segundo bloque de Alimentos con futuro. Ya hemos visto con bastante detalle el impacto de nuestra forma de producir alimentos sobre el medio ambiente, aunque aún queda un capítulo especial para el agua en el que hablaremos de bebidas embotelladas, y ahora analizaremos con expertos en nutrición, ciencia de los alimentos y biotecnología cómo afecta a nuestra salud los alimentos que comemos.
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Cuéntame, ¿crees que tu dieta es adecuada, o te gustaría mejorarla? ¿Tú también tienes migrañas o algún otro problema de salud crónico? ¿Estás obsesionad@ con una alimentación sana?
MÁS RECURSOS:
¿Cómo afecta nuestra dieta a nuestra salud? https://institutopalacios.com/dietaysalud/
Esto es lo que de verdad le causa un simple refresco de cola a tu cuerpo https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-02-10/lata-coca-cola-hace-a-tu-cuerpo_1518954/
Cómo afecta a tu cuerpo la hora a la que comes: por la mañana es mejor https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2019-03-06/como-hora-ingieres-alimentos-afecta-cuerpo_1866186/
Cómo lo que comes puede afectar tu salud mental https://www.bbc.com/mundo/noticias-45652449
La dieta como prevención de enfermedades https://saludyalimentacion.consumer.es/la-importancia-de-comer-bien/la-dieta-como-prevencion-de-enfermedades
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