Conoce la nueva serie, Alimentos con futuro

publicado en: Alimentación sostenible | 0

Alimentos con futuro, ¿cómo? Seguro que os lo estaréis preguntando… este título lo que hace es condensar dos de mis intereses y preocupaciones más grandes desde hace un tiempo: la lucha contra la amenaza climática y la alimentación saludable. Sé que estos temas están de moda, entre comillas, pero quien me conoce sabe que hace tiempo que vengo investigando y aplicando a mi propia vida los cambios que voy viendo necesarios para mejorar la forma en que me alimento y con ello mi propia salud, y hacerlo al mismo tiempo que intento reducir mi huella ecológica.

Si esto también te preocupa, creo que te puede interesar lo que viene a continuación.

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¿Qué es la dieta sostenible? Si nos fijamos en lo que dice la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la FAO, es aquella que genera un impacto medioambiental reducido y protege los ecosistemas; que optimiza los recursos disponibles y procura que las generaciones futuras puedan alimentarse a su vez; que es accesible y de precio asequible; que se produce de forma económicamente justa en todos los países y de acuerdo con sus diferentes prácticas culturales; y que produce alimentos nutritivos y seguros para todos.

Y, aunque te resulte difícil de creer, es la única forma de alimentarnos que evitará que la especie humana se autodestruya, y acabe con todas las demás especies y el planeta en sí mismo.

En 2050 seremos 9.800 millones de personas sobre la Tierra. Y en el año 2100 alcanzaremos los 11.200 millones, según las Perspectivas de Población Mundial. Una gran parte de ese crecimiento se dará en países en desarrollo, y la mayor parte de la población vivirá concentradísima en ciudades. Las megaciudades, que son ciudades con más de 20 millones de habitantes, crecerán enormemente en las próximas décadas. En 2100 serán 27 y estarán repartidas entre India, China, África y América Latina. Para ese año, los efectos del cambio climático habrán reducido en un 7% el PIB mundial, independientemente de que se trate de países ricos o pobres. El crecimiento de la población mundial y la expansión de las megalópolis es ya inevitable. ¿Cómo podemos garantizar alimentos sanos y sostenibles para todos estos habitantes?

Un informe de Naciones Unidas ya alertaba en 2009 de que debíamos aumentar la producción de alimentos en un 70% entre 2005 y 2050 para poder alimentar a toda esta masa de gente, y en los países en desarrollo debería doblarse. La forma de lograr esto sería optimizando las cosechas y aumentando la extensión de la superficie arada, sin embargo el rendimiento de las cosechas cada vez crece a un ritmo menor, es decir las tierras son menos fértiles y producen menos.

Sin embargo, la presidenta de la Sociedad Española de Agroecología y Agricultura Ecológica afirma en una entrevista que escucharemos más adelante, que actualmente tenemos la capacidad para alimentar a toda la población mundial de aquí a muchos años. Lo que pasa es que la comida está mal distribuida y se desperdicia demasiado, de hecho hasta un 30% de la producción agraria se tira a la basura. Mientras que el mal llamado Primer Mundo está sobrealimentado y aún así no se alimenta adecuadamente, con altas tasas de obesidad, a los habitantes de los países más pobres sólo les quedan las migajas: hambre por un lado, y malnutrición y obesidad por el otro. No sólo los productos alimenticios están mal distribuidos, también los recursos disponibles como el agua y la tierra cultivable, y en el futuro seremos testigos de grandes conflictos a causa de esto. Probablemente también los suframos.

Por ello es necesario optimizar esos recursos para optimizar a su vez las cosechas que se obtienen… ¿será la combinación de técnicas ancestrales y de las más modernas tecnologías el camino a seguir para lograrlo?

La agricultura y la ganadería producen aproximadamente un tercio de las emisiones de gases que producen el llamado efecto invernadero, sobre todo debido a la deforestación para generar tierras de cultivo o para ganado, la emisión de metano que produce el mismo ganado, y los fertilizantes y pesticidas para plantas con origen petroquímico. Alimentarnos de la forma en la que lo hacemos ahora está matando al planeta.

Además, millones de personas están ya sufriendo los efectos del cambio climático, no solo en los países con menores recursos económicos, sino que en la rica Europa ya estamos sufriendo olas de calor que matan a cientos de personas, temporales tremendos que destruyen cosechas con sus lluvias torrenciales que no es capaz de absorber la tierra y se llevan todo por delante, playas y líneas costeras que se traga el mar o sequías que duran meses y que, junto con el calor y con un poco de ayuda humana en muchas ocasiones, provocan incendios devastadores como los que nos han hecho temblar viendo las imágenes que llegaban de Australia.

Los pequeños productores se arruinan, como el sector del aceite en España. Hablaremos también con olivareros de pequeñas extensiones que lo han perdido todo con las tormentas del pasado otoño, y que ven cómo cada vez les dan menos por su producción, cuando el consumidor cada vez paga más caro en tiendas y grandes superficies. ¿Por dónde se inflan esos precios?

También entrevisto al líder de una comunidad indígena en el sur de Colombia que en los años 90 convenció a su comunidad para enfrentarse a los narcos y arrancar las plantas de amapola para sustituirlas por café, y ahora ve cómo las sequías y las lluvias torrenciales se llevan por delante el trabajo de tantos años.

Yo, que vivo en un país de la Unión Europea, me considero afortunada por el enfoque verde que no ha tenido más remedio que tomar la nueva Comisión Europea, y que obligará a los países de Europa a adoptar medidas contra el cambio climático. Hace muchos años que los científicos vienen pidiendo medidas globales reales y efectivas para revertir el calentamiento global, y no se les ha hecho ni puñetero caso hasta que ha salido una niña sueca a manifestarse cada viernes para que, por favor, hagamos caso a la comunidad científica y salvemos este planeta que han heredado los jóvenes, de los excesos que llevamos haciendo desde la revolución industrial.

En el nuevo Acuerdo Verde, Bruselas quiere que la comida que se produce y consume en Europa, una vez garantizada su seguridad y calidad, sea sostenible. Su ambición es la de reducir el uso de pesticidas, así como el uso de fertilizantes y antibióticos, y apuesta también por reflejar en su nuevo Pacto Verde el riesgo que suponen los alteradores endocrinos, que son productos químicos que pueden influir en el sistema hormonal de los seres humanos y los animales.

Además, la estrategia Farm to Fork, o de la granja al tenedor, pretende transformar el modelo económico para que, cada vez más, se asemeje al es quema de donut que teorizó la economista de Oxford Karen Raworth, y llegue a ser una economía circular en la que nada se desperdicie. El desperdicio de alimentos, de hecho, está en el centro de esta estrategia, y hablaremos con los responsables de iniciativas como Residuo Zero, que buscan reducir al mínimo indispensable la comida que tiramos y residuos que generamos, reciclables o no.

Hablaremos de a dónde ha ido la forma de alimentarse de nuestros abuelos, tan loada por los nutricionistas, y que se perdió en el camino de los alimentos ultraprocesados, las prisas de jornadas cada vez más frenéticas y la desconexión de la ciudad y el campo. Y trazaré el camino hacia el origen del aumento de la celiaquía y las intolerancias y alergias alimentarias, que como te puedes imaginar, nuestros abuelos no sufrían tanto. ¡Hay mucho de lo que hablar!

¿Qué puedes hacer tú hoy mismo para revertir estos efectos? ¡Mucho! Para empezar, en el sistema capitalista en el que vivimos, nuestro poder real, más allá del activismo político y de votar cada vez que nos toca, está en nuestro bolsillo, en la pasta que nos gastamos en esto o aquello. Por lo tanto, como consumidores podemos cambiar muchas cosas. Y, como hablamos de comida, lo que consumamos también afectará a nuestra salud.

No te confundas, no estamos hablando de irte al supermercado enorme del polígono industrial y plantarte ante la sección bio, o comprar solo los alimentos que incluyan en su etiquetado la palabra ‘ecológico’, o de buscar en el restaurante las opciones sin gluten. Eso sería caer, una vez más, en el marketing de alimentos de las grandes marcas que simplemente, adoptan una nueva etiqueta para atraer nuevas sensibilidades de nuevo al consumo y ampliar su público, como ya han hecho con las etiquetas de ‘inclusividad’ o ‘igualdad de género’. ¿Os suena?

Estamos hablando de un cambio real y efectivo en los hábitos de consumo, en tu dieta diaria. Consumir menos y hacerlo quizá en cooperativas, como el supermercado cooperativa de La Osa, a cuyo responsable entrevisto en esta serie, o prestar un poco más de atención a la lista de ingredientes para comprobar hasta qué punto está procesado ese mismo producto o cuántos aditivos contiene, o cuántos derivados de la soja o del aceite de palma estás consumiendo, productos que tan destructivos son para el medio ambiente y las economías de países emergentes que las producen como monocultivo… hablaremos con Carlos Ríos de Realfooding sobre esto.

O incluso puedes también reducir tu consumo de carne y de lácteos, o comprar esa carne en explotaciones ganaderas familiares, de tipo extensivo… de hecho, reducir este consumo es la forma más directa de reducir la huella de carbono de lo que comes cada día. El veganismo, y la llamada dieta “climatarian” son opciones éticas que también exploraremos en las próximas semanas, y también hablaremos de la posibilidad de incluir en nuestra dieta proteínas procedentes de insectos o de cocinar medusas o algas, alimentos que parecen nuevos y a muchos les harán torcer el morro pero que proliferan y en los próximos años podrían mejorar nuestra dieta. Aunque ya habréis oído que lo más ecológico para reducir la huella de carbono de los humanos es… ¡tener un hijo menos! Pero eso lo dejamos para otra serie, ¡que me lío!

Recursos y bibliografía:

http://www.fao.org/fileadmin/templates/wsfs/docs/Issues_papers/HLEF2050_Global_Agriculture.pdf

https://www.newscientist.com/article/2230525-our-current-food-system-can-feed-only-3-4-billion-people-sustainably/

https://www.lavanguardia.com/economia/20200120/472995831537/oxfam-ricos-pobres-desigualdad-millonarios-riqueza.html

https://www.pik-potsdam.de/news/press-releases/feeding-the-world-without-wrecking-the-planet-is-possible

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