Obsesión con la comida y el cuerpo – los Trastornos de Conducta Alimentaria y cómo detectarlos

Me atrevo a asegurar que todas lo hemos hecho, y que muchos también: dieta baja en carbohidratos, o la dieta de la piña o del sirope, nada de azúcar, te quitas el alcohol, sesiones agotadoras de spinning, boxing, máquinas o lo que sea en el gimnasio 5 días a la semana… o tal vez no como de esto o de aquello porque no me gusta, y voy quitando y quitando, hasta que como tres o cuatro cosas y entre ellas no hay ni verduras ni pescado, por ejemplo… o incluso sólo como lo que me traen en mi cesta de productos locales ecológicos, compro en el súper todo orgánico, los huevos camperos, la carne, sólo la que puedo comprar casi al mismo ganadero… y así hasta desarrollar una obsesión con la comida y con nuestro cuerpo que raya tanto en lo insano, que es insano.

De hecho, poco a poco y sin darte cuenta, puede que hayas desarrollado un Trastorno de Conducta Alimentaria. Los hay realmente graves, tanto que pueden llevarte al hospital y, si no se tratan o la paciente no quiere tratarse, pueden llevar a la muerte. Hablamos de la anorexia o bulimia nerviosas, de los atracones que pueden llevar a la obesidad, pero también del trastorno por evitación o restricción de la ingesta, que es cuando hay tantas cosas que no comes que acabas desarrollando malnutrición, y de la ortorexia, la obsesión por comer comida sana hasta un punto verdaderamente insostenible.

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En todos estos trastornos, las palabras comunes son obsesión, control, autoestima, comida, cuerpo, y en un 90%, quienes los sufren son mujeres. Y aunque estés sana y tengas una relación “normal” con la comida, no te imaginas lo fácil que es que tú o alguien de tu entorno desarrolle uno de estos trastornos, y lo difícil que es darse cuenta y lograr un tratamiento con éxito, una vez que la enfermedad se ha instalado en tu mente y en tu cuerpo.

Hoy hablamos de salud mental, comida y cuerpo, un triángulo que es complicadísimo equilibrar. Hablaremos con Cristina de la Cuerda Compés, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Gregorio Marañón, donde trata a los pacientes con Trastornos de Conducta Alimentaria, y lucha contra la desnutrición relacionada con la enfermedad. También, con Lorena Aranda, nutricionista especializada en Psicología de Trastornos de la Conducta Alimentaria por la Universidad de Barcelona y miembro de Mindful Eating México.

Antes de hablar con ellas, os tengo que hablar de los Trastornos de Conducta Alimentaria, porque investigando y leyendo para este capítulo me he sorprendido mucho al darme cuenta de la cantidad de ellos que hay, y lo relativamente fácil que es ir poco a poco desarrollando un trastorno alimentario, especialmente en las mujeres como vamos a ver.

La mala relación con la comida puede empezar de forma tan sutil y tan natural como no querer comer algo de pequeña. Yo recuerdo odiar las judías verdes con patatas hervidas, y que mi madre me dijera “¿que no las quieres para comer? Pues para merendar” y así hasta que me las comía, porque no iba a poder comer otra cosa y tenía que comer lo que era bueno para mi desarrollo.

Con una mala educación alimentaria comienzan los problemas. Con tal de no oír la pataleta del niño que no se quiere comer las judías, se van quitando verduras, frutas y otros alimentos que por sabor o textura u otras razones, no nos gustan de pequeños, y así se puede desarrollar un trastorno por restricción de la ingesta, que puede llevar a una malnutrición y todos los graves problemas asociados.

Por si te lo estás preguntando, al final me comía las judías y hoy en día son uno de mis platos favoritos… soy de buen comer, que me dice mi madre, pero aparte, el no permitirme hacer caprichos con la comida ha hecho que mi relación con ella sea más natural y centrada en lo que me pueden aportar a nivel nutricional… ¡y en disfrutarla, que es muy importante!

En la pubertad me puse gordita y me dediqué a hacer ejercicio con unas amigas… hasta que perdí peso y me quedé en un peso digamos en la media respecto a mi altura… y menos mal que no me dio por escuchar ciertos comentarios sobre mis muslos o mi culo y aplicarlos a la comida… porque en la adolescencia es cuando más riesgo hay de desarrollar alguno de estos trastornos, en especial la anorexia o la bulimia nerviosas. La delgadez es un factor de validación social muy fuerte y quien no cumple con los cánones de belleza establecidos es señalado, rechazado y ridiculizado, y esto es así sobre todo con respecto al cuerpo de la mujer.

En la anorexia nerviosa, la paciente sufre dismorfia, ya que estando muy delgada, cree estar gorda
Photo by Taylor Smith on Unsplash

La anorexia consiste en reducir lo que comes hasta el punto que tu cuerpo es incapaz de realizar las funciones más esenciales… el límite está en llegar a un índice de masa corporal (IMC) menor a 15 kg/m2, o una pérdida de peso persistente (25-30% del peso inicial o IMC menor de 17.5 kg/m2) en menos de tres meses o un porcentaje mayor en forma progresiva, o incluso en pérdidas de 1 kg por semana, ahí es cuando se requiere hospitalización, pero esta enfermedad provoca graves consecuencias que pueden incluso acabar en la muerte de la paciente o en suicidio… recordemos que estos trastornos son de salud mental, y de hecho detectarlos en sus primeras fases es difícil ya que cuando tienen efectos visibles en el cuerpo, puede que sea tarde y la enfermedad ya esté firmemente instalada, con lo que es más difícil convencer a la paciente de que está enferma y necesita tratamiento, y que este tratamiento sea efectivo y la curación sea completa.

En la anorexia, aparte de la delgadez extrema, una de las señales en mujeres es la pérdida de la menstruación, pero también caída de pelo, aparición de vello en los brazos, y más adelante incluso pérdida de masa ósea y neuronal. La paciente practica mucho ejercicio, toma laxantes para perder peso… e incluso a veces vomitan cuando comen. Te dejo un link donde se explican mejor todos estos trastornos.

Luego están los atracones, y por un lado están la bulimia nerviosa, y por otro, el síndrome de la ingesta compulsiva.

En la bulimia se come de forma descontrolada todos los alimentos que no se quieren comer porque se consideran hipercalóricos, como los hidratos de carbono, azúcares y todo tipo de ultraprocesados. Se hace por impulso y con mucha ansiedad, pero como quien sufre bulimia no quiere engordar y se avergüenza de estos atracones, vomita cada vez que come. Debido al hecho de forzar el vómito constante, los ácidos del estómago corroen el aparato digestivo y provocan halitosis, se produce abrasión de la piel de los dedos, e incluso los dientes, que se deterioran y a veces pueden llegar a caerse… entre otros problemas de salud muy graves.

Pero si te das atracones sin vomitar después, que muchas veces se dan por la noche, se engorda también sin control, y muchas veces aparece la obesidad. La enfermedad mental ha derivado en una enfermedad de salud muy grave.

Le he preguntado a la Doctora de la Cuerda por este trastorno por atracón y su relación con la obesidad.

De hecho, El trastorno por atracón es el trastorno alimentario más común en los Estados Unidos. No sé si has visto el programa “Crónicas carnívoras”, en el que un presentador se dedica a ir por restaurantes en Estados Unidos aceptando retos en los que se tiene que comer una cantidad monstruosa en un tiempo limitado… Programas como este, nos confirma la Doctora en Nutrición, hacen un flaco favor en la lucha contra los trastornos alimentarios y la obesidad, ya que normalizan el comer de forma compulsiva y se premia a quien come de esa forma. Y yo añado que además, parece una burla hacia personas, en el mismo Estados Unidos quizá, que no tienen nada que llevarse a la boca y sufren hambre.

Y ya por último está la ortorexia, que es la obsesión por una alimentación ultra sana, que es relativamente nuevo y está relacionado con el consumo de productos ecológicos, bio, orgánicos… que son los únicos que estas personas consideran aptos para el consumo, por miedo a los transgénicos o a productos tóxicos que creen que están presentes en productos industriales por los químicos y medicamentos que se utilizan en el sector agroalimentario como ya vimos… y que también vimos que la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea controla que esos riesgos sean mínimos para el consumidor. Se genera una obsesión insana que provoca que se vayan suprimiendo la carne, la grasa y algunos grupos de alimentos que, en ocasiones, no se reemplazan correctamente, por lo que hay una descompensación nutricional.

Cristina de la Cuerda nos explicó más en detalle las complicaciones de salud asociadas a estos trastornos, y en qué consiste la dietoterapia, que se emplea una vez que el paciente necesita ser ingresado por un trastorno alimenticio.

Pero vamos a hablar con la dietista-nutricionista y especialista en Trastornos de Conducta Alimentaria Lorena Aranda, sobre todos los factores de salud mental y socioculturales alrededor de estas enfermedades.

No tenemos que esperar a desarrollar un Trastorno de Salud Alimentaria para sanar nuestra relación con nuestro cuerpo.
Lorena Aranda, Mindful Eating México

En esto incide la especialista en desnutrición relacionada con la enfermedad Cristina de la Cuerda, quien además nos explica cómo podemos evitar desarrollar este tipo de trastornos desde el punto de vista de la nutrición.

Conclusión

Como hemos visto, la salud alimenticia empieza en la mente, y más allá de la mente, en el corazón, en la autoestima, en cómo nos contamos a nosotras mismas nuestro propio cuerpo, cómo aprendemos a cuidarlo, a respetarlo y aceptarlo tal y como es, y lo más importante, a quererlo, porque nos va a acompañar toda la vida y nos va a llevar a todas partes y ya solo por eso, ¡nos tenemos que llevar bien!

Yo hace tiempo que aprendí a aceptar mis formas de mujer mediterránea, mi baja estatura, mi nariz y más cosas, aunque de vez en cuando recaiga en hablarme mal a mí misma, pero bueno, es algo más relacionado con el entorno sociocultural que con cómo nos vemos a nosotras mismas… y tu entorno más cercano, la gente que te quiere, te tiene que querer seas como seas físicamente… y si te alaba lo que vean bonito, pues oye, a nadie le amarga un dulce, ¿no? O mejor, ¡te lo dices tú a ti misma o a ti mismo!

Y disfruta de la comida, ¡hasta de las judías verdes con patatas! No te obsesiones si engordas en invierno y no entras en el bikini… todos tenemos épocas de engordar o adelgazar de forma natural, y si te alimentas de forma equilibrada y haces ejercicio, mejorará tu estado de ánimo, ¡y ahí sí que te verás mejor!

chica comiendo un helado — ¡Disfrutar de la comida y amar nuestro cuerpo no debería ser tan difícil!
Photo by Omar Lopez on Unsplash

La semana que viene vamos a hablar de ejercicio físico, precisamente, de obsesión con el deporte, de sedentarismo, de lo poco que necesitas para tener un cuerpo ‘fit’ y de cómo alimentarse si quieres perder o ganar volumen – que no peso – o músculo, es decir, de nutrición deportiva. No te lo pierdas porque yo me he llevado más de una sorpresa y ya he empezado a aplicar lo que descubrí en las entrevistas que he hecho a los expertos en ejercicio y nutrición.

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