La economía de los cuidados

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Te voy a contar una historia real que quizá se parezca mucho a alguna que conoces… Antonio tiene 68 años, desde muy joven se puso a trabajar limpiando en casas para ayudar en casa, que hacía falta, al cabo de unos años le contrataron en una empresa como asistente personal, por ser de confianza, y al salir del trabajo estudiaba cursos para mejorar su educación y ascender a secretario… como era aplicado, lo consiguió y pudo ganar un poco más y quedarse con algo de lo que ganaba para comprarse sus cosas o incluso irse de vacaciones.

Pero pronto conoció a Manuela, que tenía un buen puesto como oficial de mecánica de trenes y camiones, y tras un breve noviazgo, se casaron. Manuela no quería que Antonio trabajase, porque ella ganaba más y además, Antonio debía cocinar, procurar que siempre hubiera ropa limpia y la casa estuviese aseada, y además, ¿quién iba a cuidar de los hijos que vinieran? Antonio comprendió que debía ser responsable y además, tenía muchas ganas de ser padre y criar a sus hijos, así que dejó su trabajo y se dedicó en cuerpo y alma a su familia. 

Cuarenta años más tarde, Manuela se ha jubilado con una pensión medianita de la que viven los dos, porque Antonio apenas ha cotizado, y los hijos ya se han independizado. Antonio les echa una mano con los nietos, que con estos horarios modernos no les da la vida!

Ahora además cuida de una hermana que tuvo un ictus y apenas se puede mover, se turnan entre los hermanos para atenderla, bañarla, darle de comer… sobre todo Pepe, que ya cogió una reducción de jornada para cuidar de sus hijos. De cuidar a la madre de Antonio, que está muy mayor y tiene Alzheimer, ya se ocupa Edwin, un señor ecuatoriano que envía el dinero a sus hijos con la esperanza de algún día traérselos a España y poder criarlos él y no su padre anciano… Edwin es abogado, pero como no pudo homologar su título en España, ha tenido que ponerse a trabajar cuidando ancianos… ¡al menos tiene cama gratis!

Manuela se dedica a leer el periódico y descansar, que han sido muchos años de duro trabajo, mientras que Antonio amorosamente sigue cocinando, limpiando… su pensión es la mínima y da gracias, porque claro, trabajar, lo que se dice currar de verdad, ha trabajado lo justo! Hay quien dice que Antonio es pobre porque no tiene pensión ni ahorros propios, pero él se considera rico en el amor de su familia, ¡dice que con eso se siente el hombre más afortunado del mundo!

Un momento, un momento que me parece que la he cagado… ostrasss me acabo de dar cuenta de q no es Antonio, sino Antonia! Y Manuela, en realidad es Manuel! Buah,  los que eran hombres en la historia que te he contado… en realidad son mujeres, y viceversa! O sea, que un 76% de las personas que cuidan a niños y ancianos y que se dedican a tareas no remuneradas e invisibilizadas como el trabajo doméstico… ¡son mujeres! ¿A que ahora te cuadra más esta historia?

Pero no corramos tanto, ¡que aún no me he presentado! Soy Paula Martín, periodista y antropóloga, y este podcast se llama “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?” y en este episodio vamos a hablar de cómo hemos llegado hasta el siglo XXI y más allá sin reconocer la mayor burbuja de empleo sumergido, de trabajo casi esclavo, de esfuerzo no remunerado ni reconocido, del mundo: la economía de los cuidados.

Como ves, los cuidados satisfacen necesidades humanas básicas, sostienen la vida en nuestra sociedad, son indispensables para que todo funcione, para que nuestras crías sean criadas, para que podamos alimentarnos y nuestras casas estén limpias y nuestros enfermos y personas mayores estén atendidas… pero rara vez se valoran, menos aún se compensan económicamente, y por supuesto apenas se les otorga un valor económico real en el PIB de los países, ya que muchas veces las personas cuidadoras no perciben un salario por sus cuidados. 

Si no se les paga, no cotizan a la seguridad social en nuestro país. Si no cotizan, no tienen derecho a una pensión. Si se pagan, los trabajos propios de los cuidados, como la enfermería, la hostelería, las tareas de limpieza o de atención y acompañamiento están mal pagados, muy precarizados, y suelen recaer en mujeres y en un porcentaje altísimo en mujeres extranjeras, lo cual añade más capas de vulnerabilidad. La historia de nuestra Antonia anterior se califica como la “generación sandwich”: mujeres que han cuidado de sus hijos hasta que han tenido que cuidar de sus padres, y por ello no han tenido contratos de trabajo remunerados y no percibirán pensión.

¿Cómo es esto posible, si como nos dicen académicos de la antropología como Margaret Mead, arqueólogos, psicólogos… los cuidados son los que nos hacen realmente humanos? ¿Cómo podemos haber degradado tanto esta función primordial de nuestra especie, si hasta ahora, sabemos que cuidar es lo único que no puede hacer una inteligencia artificial, ni una máquina?

Como escribe Lina Gálvez en “La economía de los cuidados”, publicado en 2021, “los seres humanos siempre hemos necesitado de cuidados sobre todo en las fases extremas de nuestro ciclo vital y frente a contingencias específicas durante nuestra vida, pero también en el día a día dentro de los procesos de reproducción social y provisión del bienestar al ser seres sociales e interdependientes”. De hecho, el estudio de los cuidados como parte integrante de la economía comenzó muy tarde en las ciencias sociales, debido sobre todo a los estudios feministas, cuando esta función comenzó a “cuestionarse como una función natural – y/o divina – del género femenino como consecuencia de cambios históricos en los roles de las mujeres, y de la mano de las demandas del movimiento feminista y su irrupción en los paradigmas científicos”.

Aunque la economía de los cuidados sea un abuso laboral en toda regla en el que en España somos tristemente líderes, estas labores asociadas al cuidado y la asistencia representan un importante sector de la economía. Si se les pagara por su trabajo, el PIB español subiría entre un 26 y un 28 por ciento. Tres millones de mujeres de las que están inactivas para la seguridad social, querrían trabajar pero no pueden, porque tienen que cuidar. 

De hecho, el de los cuidados es el sector de más rápido crecimiento a nivel global. La Organización Internacional del Trabajo estima que, en 2030, unos 2300 millones de personas, entre ellos niños y adultos mayores, necesitarán asistencia. Son doscientos millones más que en 2015, en gran parte debido al envejecimiento de la población en las economías desarrolladas y el aumento de la esperanza de vida. Una bomba demográfica que pondrá muchísima presión sobre los servicios asistenciales ya depauperados y ante el que el sector privado de los cuidados ya se frota las manos. Unido a esto, la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, el descenso de la natalidad, o la caída de los salarios dan lugar a lo que se ha llamado la “crisis de los cuidados”.

El Foro Económico Mundial calcula que casi el 40% de los empleos creados entre 2020 y 2023 lo han sido en ámbitos relacionados como el cuidado de niños y de ancianos, la enfermería y la terapia. Es por esto que recientemente se ha disparado el interés en fortalecer y mejorar lo que algunos llaman «la economía de los cuidados», para que sea un crecimiento justo y equitativo.

“El sistema capitalista se sostiene en el tiempo de las mujeres como recurso implícito para la reproducción de la fuerza de trabajo, del capital y de la sociedad en su conjunto”, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

La teoría feminista viene a revisar la clasificación de los tres pilares del estado de bienestar para incluir los cuidados como el cuarto pilar. El modelo mediterráneo de los estados de bienestar al que pertenece España hace que las familias, es decir, las mujeres, carguen con los cuidados, siendo subsidiario el papel del Estado en servicios sociales y sanitarios.

¿En qué dirección va este reconocimiento? Pues hacia delante… y quizá también hacia atrás. 

Por ejemplo, en varios países de la Unión Europea como España o los nórdicos, las bajas por maternidad y paternidad se han ampliado notablemente hasta las 16 semanas en España y hasta 16 meses en Suecia a repartir entre padre y madre.

En 2022, la Organización de los Estados Americanos elaboró la Ley Modelo Interamericana de los Cuidado, una guía para que los países miembros diseñen legislación que busque, por ejemplo, garantizar el acceso de estos trabajadores a la seguridad social, y en España las personas cuidadoras que no sean remuneradas pueden aún así registrarse como tal y cotizar para su jubilación.

Sin embargo, el auge del autoritarismo contribuye al preocupante fenómeno de vuelta de las mujeres y niñas de los puestos de trabajo remunerados y centros de estudio a la casa que tanto creció con la crisis generada por la pandemia de COVID19 desde 2020, cuando las mujeres perdieron globalmente más de 64 millones de puestos de trabajo, ya que las ultra derechas tienen una visión patriarcal de la familia y las estructuras sociales, y están en contra del desarrollo profesional de las mujeres y de movimientos que reclaman igualdad de derechos como el feminismo. 

¿Y cómo se puede ayudar a reequilibrar esta balanza de los cuidados, tan pesada en el lado de las mujeres? Cecilia Castaña, catedrática de economía de la Universidad Complutense especializada en estudios de género, le explicó al periodista Javier Ruiz en un reportaje sobre la economía de los cuidados en  diciembre de 2024 en la Cadena SER que la solución podría estar en potenciar una política de servicios públicos de cuidados, y dio el siguiente dato: “si el precio de las guardería baja un 50%, la oferta de empleo de las madres aumenta entre un 60% y un 10%”. Lo que hay que hacer no es pagar a las amas de casa, dice Castaño, sino repartir los cuidados, para que no recaigan siempre en las mujeres. 

Además se requiere un cambio sociocultural, porque por supuesto se deben revalorizar los puestos de trabajo dedicados a los cuidados, pero hay que desfeminizarlos, es decir, que estos esfuerzos no recaigan siempre en mujeres, y además que por ser trabajos ‘femeninos’, no se vean minusvalorados… otro tema sería la estructura de poder dentro de sectores feminizados, que en su mayoría ocupan hombres aunque la inmensa mayoría sean mujeres, pero no nos da tiempo a hablar de ello hoy. Y ese cambio también se extiende a la mentalidad empresarial, que exige al trabajador presencialidad y más horas de trabajo para valorarlo a la hora de conceder promociones, proyectos o simplemente de asegurar un puesto de trabajo. Esto hace imposible conciliar no ya a quien tenga personas dependientes a su cargo, sino a todo el mundo ya que no permite una vida fuera del trabajo.

Por su parte, el ecofeminismo propone “renaturalizar los cuidados”, es decir, desfeminizar los servicios de educación, sanidad y de atención a la dependencia pagados y no pagados, dentro y fuera del hogar, que no sean vistos exclusivamente como actividades de mujeres sino necesarios al conjunto de la sociedad, de los que todas las personas se deben encargar, y darles el valor que se merecen dentro de una dinámica más acorde a nuestra propia naturaleza de ser social y cuidador, pues la economía de los cuidados busca el bienestar del conjunto de la sociedad y no el beneficio de una esfera social particular.

Podría tirarme horas hablando sobre este tema tan complejo y poliédrico pero voy a dejar que bucees en la bibliografía que como siempre encontrarás en mi web y me despido aquí hasta la semana que viene, que hablaremos de la inteligencia y la estupidez humanas… ya verás el invitado que te traigo! Hasta entonces, recuerda compartir este episodio con quien le pueda interesar, darle like o una buena valoración, seguirme para no perderte nada de lo que publico, que soy muy curiosa y siempre te estoy contando algo nuevo, y por supuesto dejarme tus comentarios o sugerencias para seguir la conversación!

Bibliografía

Libros

Gálvez Muñoz, Lina. (2016). La economía de los cuidados. Madrid, Deculturas

Amezcua M. (2018). Cultura y cuidado, en el mismo itinerario. Prólogo en Moreno Preciado, Manuel. Enfermería cultural. Una mirada antropológica del cuidado. Madrid: Garceta; Pp. IX-XII.

Moreno Preciado M. (2018). Enfermería cultural. Una mirada antropológica del cuidado. Madrid: Garceta.

Durán, M. Á. (2012). El trabajo no remunerado en la economía global. Fundación BBVA.

Orozco, A. P. (2014). Subversión feminista de la economía: aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida. Madrid: Traficantes de sueños.

García, C. C. (2018). Políticas para la igualdad: permisos por nacimiento y transformación de los roles de género. Madrid: Los Libros de la Catarata.

Pazos Morán, M. (2018). Contra el patriarcado. Economía feminista para una sociedad justa y sostenible. Pamplona Iruñea: Katakrak Liburuak.

Papers

Los cuidados desde la Economía Social. Estudio sobre la presencia de la Economía Social en los grupos de servicios de la Economía de los Cuidados https://www.cepes.es/files/publicaciones/137.pdf 

Economía del cuidado

https://eige.europa.eu/publications-resources/thesaurus/terms/1102?language_content_entity=es

Reconocer la economía del cuidado no remunerado para un futuro con igualdad de género 

Documentos institucionales

Desarrollo rural, nuevo marco comunitario y reconstrucción socioeconómica:

La economía de los cuidados como motor para la creación de empleo en las

áreas rurales https://recs.es/wp-content/uploads/2021/06/Programa-Economia-de-los-cuidados-Julio-2021.pdf 

https://www.cordoba.es/sites/default/files/PDF/Servicios/igualdad/C_MadresEnCuarentena_Cuaderno1_Econom%C3%ADadelosCuidados_Esp.pdf

COVID-19 y la economía de los cuidados: Acciones inmediatas y transformación estructural para una recuperación con perspectiva de género

https://www.unwomen.org/es/digital-library/publications/2020/06/policy-brief-covid-19-and-the-care-economy

La Tarjeta Cuidadora y la economía de los cuidados

La economía de los cuidados https://www.ilo.org/es/temas-y-sectores/la-economia-de-los-cuidados 

Nueva economía de los cuidados y políticas de empleo

https://planderecuperacion.gob.es/politicas-y-componentes/nueva-economia-de-los-cuidados-y-politicas-de-empleo

Informe Mundial sobre la Brecha de Género https://www3.weforum.org/docs/WEF_GGGR_2023.pdf 

https://www.eapn.es/ARCHIVO/documentos/documentos/1702643700_estudio-economia-de-los-cuidados-desigualdad-de-gnero-y-pobreza-nuevas-miradas.pdf

La sociedad del cuidado: horizonte para una recuperación sostenible con igualdad de género https://conferenciamujer.cepal.org/15/es/documentos/la-sociedad-cuidado-horizonte-recuperacion-sostenible-igualdad-genero 

Artículos

El tsunami que viene: la economía de los cuidados

https://elpais.com/economia/negocios/2022-01-09/el-tsunami-que-viene-la-economia-de-los-cuidados.html

Economía de los cuidados

La economía de los cuidados, base de la desigualdad

https://www.eldiario.es/alternativaseconomicas/economia-cuidados-base-desigualdad_132_1297600.html

Economía de los cuidados: ¿a qué nos referimos?

https://ecosfron.org/economia-de-los-cuidados

¿Qué es la economía de los cuidados y por qué importa?

Vídeos

Conferencia: Economía del cuidado

¿Qué es la economía feminista?

«La economía del cuidado en la sociedad actual…» Dra.Amaia Pérez Orozco (Español) 24/06/21

«La economía de los cuidados» elaborado por el colectivo Mujeres Transformando (El Salvador)

🔴📡 Diálogos EFE | Visibilizar la economía del cuidado en Latinoamérica

Hora 25 de los negocios | La economía de los cuidados: mujeres que trabajan gratis

Economia del Cuidado

¿Qué es la economía del cuidado?

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