Voy a empezar contándote una historia que se desarrolla en Estados Unidos y de la que seguramente hayas oído hablar e incluso seguido, pero quizá no conozcas un detalle que lo cambia todo.
Stormy Daniels es una actriz de películas para adultos que tuvo una relación con el actual presidente de los Estados Unidos Donald Trump hace casi veinte años, mucho antes del primer mandato trumpiano en 2016. Durante años ha mantenido un pulso legal con Trump ya que parece ser que el abogado del presidente habría pagado hush money o dinero para acallar denuncias, a Daniels, para que ella no revelara lo que pasó entre los dos, que además de bastante humillante para él, habría sido una infidelidad hacia su esposa Melania.
Trump lleva muchos años denunciando en Twitter y ahora en su propia red Truth Social que sufre una “caza de brujas” debido a todos los procesos legales que le han perseguido durante mucho tiempo y que, en cuanto volvió a asumir la presidencia de los Estados Unidos, mágicamente se esfumaron…
Bien, resulta que la mismísima Stormy Daniels denunció a su vez que era ella la que realmente estaba sufriendo una caza de brujas en un durísimo juicio mediático paralelo, ya que ella se considera a sí misma una bruja moderna con creencias no cristianas, por su trabajo sexual, su profesión de lectora de cartas del tarot, cazafantasmas y médium. De hecho, acusar a Stormy Daniels de brujería en ese país es súper contradictorio ya que la misma constitución de los Estados Unidos ha hecho siempre mucho hincapié en la libertad religiosa y hay miles de cultos reconocidos y protegidos.
Es decir, una mujer con creencias y sexualidad diferentes de la moral cristiana puritana imperante en el país americano (cada vez más), y que se enfrenta a un hombre rico blanco poderosísimo… prácticamente el retrato robot de la bruja y su inquisidor, solo le falta ser pobre, vieja y fea… y por otro lado este mismo hombre poderoso que, para librarse de la persecución y castigos legales por sus comportamientos punibles, denuncia ser él mismo víctima de una caza de brujas… vamos, exactamente lo que ha ocurrido con el Me Too, en una sola historia.
En fin, un ejemplo muy representativo de lo que se está viviendo en la democracia más antigua del mundo: una caza de brujas y una demonización del pensamiento crítico, de las mujeres y de la diversidad, a manos de una mentalidad rígidamente religiosa, supersticiosa y que sospecha de todo y de todos y que ve teorías conspirativas donde interesa, como vemos con las acusaciones de QAnon hacia Hillary Clinton y otros demócratas, en nombre de una pureza y un patriotismo que pasa por alto cualquier derecho civil, y que poco a poco se extiende al resto de las democracias mundiales… y todo esto en medio de una realidad inexistente y paralela, basada en mentiras que construyen conscientemente sin inmutarse porque sus seguidores no deben cuestionar, solo deben creer.
En palabras del antropólogo estadounidense David Graever, “Lo que la derecha republicana está llevando a cabo es una versión teológica de un estilo esencialmente mágico de actuación política: están dando vida a un universo mediante actos de fe consciente.”
Esto todo es apasionante pero te lo estoy contando sin haberte dicho ni hola! Hola, soy Paula Martín, periodista y antropóloga, y te doy la bienvenida a “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?”, el podcast sobre antropología del Antropoceno en el que estudiamos a homo sapiens en la actualidad en un planeta que ha cambiado de arriba abajo por nuestra propia mano humana… y qué se esconde tras todo esto.
Bueno, ahora que has visto o escuchado el anterior episodio sobre las brujas, sobre la construcción del concepto y del mito, las figuras mitológicas y reales, la historia de la caza de brujas, pues podemos hablar de mujeres, magia, ciencia y naturaleza… ¿que no lo has hecho aún? ¡Pues a tu lista de reproducción YA!
Vamos a empezar por el pensamiento mágico y su asociación con la espiritualidad o religión por un lado y con la ciencia por otro. Aguanta un poco conmigo que son conceptos importantes.
En “La rama dorada”, escrito en 1922, el antropólogo James Frazer estudia las similitudes y diferencias entre la magia, la religión y la ciencia de culturas de todo el mundo distintas de las occidentales, que llamó “primitivas” – lo sé, antropólogos clásicos, colonialismo, racismo, ehem… – y, aunque sus tesis han sido refutadas con el tiempo, establece ciertos conceptos bastante universales: la magia apareció primero, ya que “el primitivo” buscaba consultar a la naturaleza sobre fenómenos climáticos o naturales, y de alguna manera influir sobre ellos por medio de rituales y conjuros.
La magia era un poder innato de los curanderos, chamanes y líderes religiosos de múltiples culturas. Les permitía ir más allá de las habilidades naturales y cambiar el mundo de formas inexplicables. Combinaban papeles médicos y sacerdotales, y ese control sobre la vida, la muerte y lo sobrenatural les confería un gran control.
Frazer continúa escribiendo que, al constatar las limitaciones de su poder mágico, el ser humano se dirigirá a seres superiores en poder, en las primeras representaciones místicas, religiosas, de esos seres sobrenaturales que mediarán por él ante la naturaleza. Las primeras representaciones eran animistas, se veía poder religioso en todo aquel ser no humano presente en la naturaleza, como siguen viéndolo múltiples culturas que ahora mismo están resignificando y sacralizando la Naturaleza, presionando porque se reconozca que ríos, bosques o montañas son personas jurídicas, para poder protegerlos legalmente.
Aquí hablamos de chamanismo, que se practica en amplias zonas del mundo y especialmente por comunidades indígenas, algo que fue muy problemático cuando los conquistadores europeos entraron en contacto con los pueblos originarios y automáticamente tacharon todos sus conocimientos y creencias como demoníacos…
De hecho, si te apuntas a la newsletter en Substack, te contaré más detalladamente la historia del juicio de las brujas de Vardo, en lo que hoy es la costa norte de Suecia y Noruega y que en el siglo XVII eran los confines del mundo conocido y estaba poblado sobre todo por indígenas sami… que sufrieron la persecución de las leyes de demonología por tener conocimientos naturales y prácticas chamánicas distintas de lo que se admitía en la cristiandad. Es un vídeo exclusivo para suscriptoras de pago a quienes os agradezco vuestro apoyo para seguir haciendo este podcast, y podrás encontrar el link en las notas del episodio!
Seguimos con esa pequeña explicación teórica, y es que Frazer establece que la intervención directa sobre la naturaleza que procura la ciencia la relaciona directamente con la magia.
Pero claro, la ciencia es empírica, y el también antropólogo Bronislaw Malinowski en su libro Magia, ciencia y religión de 1948, argumenta que la ciencia, la magia y la religión son sistemas de creencias que coexisten en la sociedad, cada uno cumpliendo una función distinta para satisfacer necesidades humanas.
Malinowski recoge algunas de las críticas que se le han hecho a Frazer: La ciencia nace de la experiencia, mientras que la magia está fabricada por la tradición; la ciencia se guía por la razón y se corrige por la observación, la magia vive en una atmósfera de misticismo y se basa en la fe ciega; la ciencia está abierta a todos los miembros de la tribu, mientras que la magia es oculta; y la ciencia se basa en las fuerzas naturales y la magia en un poder místico. Según Julio Caro Baroja, la religión se identifica con el acatamiento y la sumisión, mientras que el deseo y la voluntad se corresponden con la magia.
Así, desde antes de la Ilustración, con Giordano Bruno o Leonardo Da Vinci, se empieza a difundir un entusiasmo por la ciencia y el desarrollo del conocimiento, que liberará a la Humanidad de los horrores atávicos de superstición y el oscurantismo. La fe en la magia y la religión se va sustituyendo por la fe en la ciencia, con el cientifismo, y en los últimos tiempos como podemos ver con la tecnología, por un tecno-optimismo que supuestamente nos salvará de los rigores del cambio climático.
Vale, hasta aquí la brasita de teoría antropológica, pero tenemos que hablar de creencias que apuntalaban el patriarcado y trataban de contrarrestar y anular el poder mágico y divino atribuido a las mujeres por nuestra capacidad de alumbrar nuevas vidas.
Los pueblos indoeuropeos ya empezaron a identificar al sol con todo lo bueno, y el día era reinado del hombre, la luz y la vida…mientras que dejaron la luna y la noche a la mujer, por los ciclos menstruales que siguen los lunares… y a la mujer le atribuyeron todas las connotaciones negativas, para empezar la muerte.
Durante el día se realizaban los actos que eran dignos de ser mostrados: el trabajo físico, la guerra, la oración y el trabajo en monasterios reservados a los hombres, poco a poco la ciencia y la tecnología… la noche estaba reservada a lo que no se podía mostrar porque era indecente o demoníaco, la magia y la superstición, los hechizos, los actos de las mujeres que eran considerados impuros como la menstruación o los partos que los clérigos juzgaban como algo repugnante y opuesto a la pureza de la Virgen María, y que eran escondidos de la mirada y la participación de los hombres, la sexualidad a la que cada vez más se la consideró pecaminosa y que se relacionaba sólo con las mujeres…
De hecho, el primer paso en la demonización de la sexualidad, que terminaría con el nacimiento del mesías a partir de una virgen se dio con Lilith, la primera mujer creada por Yahvé según traducciones hebreas del Antiguo Testamento, y que se negó a yacer debajo de Adán así que en su lugar se creó Eva de la costilla de Adán… su rebeldía la hizo huir del paraíso terrenal y unirse a la fuerzas de Satán, en un mito creado por unos clérigos cristianos cada vez más misóginos para conjurar sus miedos en las mujeres. Esta misoginia y apartamiento de las mujeres de esa igualdad proclamada por Jesucristo cristalizó en el decreto papal Periculoso del papa Bonifacio emitido en 1298 y que formalmente estableció la regla de la clausura para las monjas y otras comunidades femeninas, como las beguinas, y limitó la autonomía de las mujeres y su acceso al saber.
Lilith fue relacionada con Inanna, diosa sumeria del amor y de la muerte, y con Ereshkigal, diosa sumeria del inframundo, y ha sido fuente de fascinación en los últimos tiempos sobre todo para las mujeres, que encuentran en ella el mito de una fuente de inspiración para sacudirse el yugo de los amores románticos que las encadenan a los hombres.
Es decir, a la mujer se le atribuyeron todos los males que asolaban la Humanidad, las realidades biológicas vinculadas a su capacidad reproductiva no solo fueron desacralizadas sino que se demonizaron, y se las recluyó cada vez más en su casa y se las mantuvo ignorantes…
A pesar de la asociación que se ha hecho de las brujas con las mujeres sabias, el porcentaje de las mujeres con conocimientos médicos era muy bajo; sin embargo, las denuncias por brujería resultaron muy útiles para excluir a las mujeres de un ámbito de conocimiento y poder como era la profesión médica en sus múltiples facetas.
Pero sí había ciertos saberes y conocimientos que las mujeres poseían en profundidad y en exclusiva. ¿Cuáles eran?
Pues como vimos en el anterior episodio, las mujeres conocían el cuerpo femenino perfectamente, eran las únicas que intentaron desarrollar la medicina femenina (y hasta el día de hoy, que son las investigadoras en medicina las que empujan para investigar sobre endometriosis, menorrea y otros males exclusivamente femeninos)… sabían cómo traer un niño al mundo gracias a las comadronas, y trataban de mantenerlo con vida gracias a las nodrizas, amas de cría y a las curanderas que aplicaban ciertos conocimientos de hierbas o de curas sencillas y que eran requeridas también por los enfermos que no se podían permitir pagar un médico porque, al no tener acceso a titulación oficial, sus servicios eran mucho más económicos.
Se estableció entonces una competencia feroz entre la medicina empírica, fruto de los conocimientos transmitidos oralmente, basada en el uso de hierbas medicinales y el uso de las manos y realizado por las mujeres, y la medicina galénica, fruto de estudios universitarios y basada en el empleo de “simples” y aparatos, que era patrimonio exclusivo de los hombres.
Los hombres consiguieron ilegalizar el trabajo de las curanderas, para lo cual contaron con el inestimable apoyo de la Inquisición, para la cual una mujer que practicara la medicina establecía una relación muy sospechosa con la magia y el demonio… de hecho, para los clérigos cristianos, una comadrona era una abortiva en potencia, y las mujeres mayores, solteras o viudas que cuidaban de la mujer recién parida y del recién nacido sufrieron la caza de manera desproporcionada por la elevada mortalidad tanto de mujeres puérperas como de neonatos.
Así, tanto la práctica de la medicina como el acceso al conocimiento les fueron arrebatados a las mujeres por la Iglesia católica primero, y por la ciencia occidental después.
Las mujeres conocían las propiedades tanto medicinales como tóxicas de determinadas plantas que podían encontrar cerca de sus casas, y que les ayudaban en su día a día, pero que también se han estado utilizando con fines rituales desde que el ser humano empezó a hacer magia y rendir culto. Y estas plantas usadas en rituales fueron casi lo único real de todo aquello que se les atribuía en las cazas de bruja.
Las había con múltiples usos: la lengua de víbora (Ophioglossum vulgatum) es un helecho, cuyas propiedades cicatrizantes y desinfectantes la hacen apropiada para curar heridas.
Entre las sustancias tóxicas y estupefacientes empleadas por las brujas del medievo, el opio es sin duda la que ha tenido uso más extendido a lo largo de la historia. Paracelso lo popularizó en el siglo XV como analgésico en un preparado al que añadía vino, azafrán, canela y clavo,y que se conocía con el nombre de láudano.
Como afrodisiaco se usaba el polvo de cantárida, que en pequeñas dosis producía anhelo sexual y en mayor cantidad se usaba como abortivo. También el beleño negro, que en realidad lo que era un narcótico que dejaba a la víctima totalmente sometida, y de hecho pertenece a la misma familia de solanáceas que la mandrágora o la belladona, de las que se extrae la tristemente famosa burundanga que produce un sueño pesado y amnesia.
El principio activo del estramonio, el beleño o la mandrágora, es la hioscina, que a dosis altas es una droga psicodélica que produce alucinaciones y elimina las inhibiciones. Esa podría ser la clave de las actuaciones de las pitias, profetisas de los antiguos oráculos romanos: que se hubieran colocado con fumigaciones de beleño, que era una de las plantas que quemaban en sus rituales. Al aspirarlo, sufren visiones proféticas y sus mensajes ininteligibles se creían inspirados por los dioses.
De hecho, Shakespeare hace referencia a este potente narcótico cuando cuenta cómo el padre de Hamlet es asesinado vertiendo zumo de beleño en su oído.
Esta planta se confunde con la datura, otra planta solanácea también llamada hierba del diablo, que usaban las brujas para elaborar un ungüento con el que luego se untaban sus partes pudendas y se sentían flotar debido a sus componentes psicoactivos, alcaloides y atropina… de ahí que luego se pasaran una escoba por ahí y afirmaran rotundamente que se habían ido volando hasta el aquelarre. De hecho, hay inquisidores escépticos que hablan de que se encontró a supuestas brujas dormidas dentro de un caldero, untadas y puestas de muchos ungüentos y bebedizos hasta las cejas, y cuando se las despertó, contaron que si esto, que si aquello… y que por favor les devolvieran a su sueño, que estaban muy a gustito y que les había dado mucho gustirrinín lo que se habían pasado por el arco del triunfo.
Cuando querían matar, las brujas y hechiceras utilizaban el tejo, un árbol sagrado muy venenoso, y la cicuta (Conium maculatum), uno de los venenos más famosos de la Antigüedad; colmillo de lobo o acónito, planta que tiene el veneno más potente del reino vegetal; o la lengua de perro que es el nombre por el que se conocía la planta que contiene un alcaloide con efectos paralizantes similares a los del curare, que emplean los indios del Amazonas.
¿Dónde se almacenaba todo este conocimiento y los hechizos considerados efectivos? Para empezar, dado que a las mujeres les estaba vetada la educación formal, estos saberes se transmitían de manera oral de generación en generación. Pero también existían libros de magia, y entre ellos los grimorios eran un compendio de conjuros y como concepto tienen una antigüedad de varios miles de años. De hecho, el primero es sumerio y se encontró en las ruinas de la ciudad de Uruk en Mesopotamia. Y parece que en tiempos turbulentos, como los que vivimos ahora mismo, se reactiva la fascinación por la magia. Así es como nos llega el Gran Grimoire publicado durante la Revolución Francesa, que explica cómo hacerse rico gracias a un pacto con el jefe de los diablos.
Pero el manual mágico por excelencia es el conocido como picatrix, que aspira a recoger la historia universal de la magia desde la antigua Mesopotamia hasta la Antigüedad clásica. El picatrix parte de la idea de que el cosmos se compone de tres mundos (la materia, el espíritu y el intelecto) y de que los astros son capaces de transmitir al mundo las formas primordiales de las cosas.
Estos libros se usaban por magos hombres y por mujeres que habían aprendido a leer y escribir, y aunque cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano, se ordenó la quema de todos los libros de magia porque se asociaban con el paganismo, su difusión era tan grande y popular entre la población que la Iglesia tuvo que acabar tolerándolos.
Sin embargo, sólo estaban admitidos oficiosamente aquellos de magia blanca o natural porque no era más que el registro de los poderes de la naturaleza, que fue creada por Dios. Unos conocimientos que pueden considerarse precursores de la medicina y la ciencia, ya que reunían conjuros simples con propósitos médicos que utilizaban hombres de clase alta, incluidos papas y reyes. La otra magia, la negra, la demoníaca, que trataba temas como la necromancia, la adivinación y la demonología, no provenía de Dios sino del Diablo, y aun prohibidos, eran también usados por miembros del clero y algún que otro papa. Es decir, los hombres poderosos la usaban, pero las mujeres pobres eran quemadas por una simple denuncia de un vecino envidioso. Cosas que pasan.
¿Cuáles eran las conexiones y correspondencias que existen o se han atribuido interesadamente entre mujeres, Naturaleza y conocimientos tradicionales?
La espiritualidad pagana, de cultos sencillos apegados a la Tierra y la Naturaleza, ha existido en todo el mundo desde que el ser humano comenzó a construir relatos mitológicos, y ha perdurado de manera soterrada en aquellos países donde las religiones monoteístas se impusieron por ley.
Muchas veces han sido las mujeres las que han acudido a estos cultos de una cierta ingenuidad, que servían a propósitos íntimos como la compañía, la sensación de justicia restaurada o el sentimiento de tener algún tipo de control sobre los hombres, a los cuales las mujeres estaban cada vez más sometidas.
Ciertas estatuillas prehistóricas relacionadas con la divinidad nos hablan de un culto a la fecundidad representado por mujeres de formas rotundas, así como a animales, al sol…
La historiadora ambiental Carolyn Merchant en su libro “La muerte de la naturaleza” publicado en 1975, habla de una antigua concepción que concibe a la naturaleza como una madre nutricia, y que vincula la historia de las mujeres con la historia del medioambiente y del cambio ecológico.
Según Merchant, la cosmología organicista imperante hasta la revolución científica y el origen de la sociedad de mercado establecía la imagen central de la tierra femenina. Es decir, la Tierra, la Naturaleza, fueron vistas hasta el Renacimiento como un ser vivo femenino, que no se podía explotar ya que era una madre receptiva y nutricia que proveía a los seres humanos de todo aquello que podían necesitar, si estos se portaban bien y honraban a los ancestros, a la Madre Tierra, a los dioses. Cientos de imagenes en la literatura renacentista popular asociaban la naturaleza, la materia y la tierra con el sexo femenino.
Autores clásicos como Ovidio o Plinio el Viejo hablaban del pecado de la codicia que se cometía al extraer oro y metales del útero de la Madre Tierra que eran las vetas de oro, y autores posteriores hablarían del pecado de la lujuria al escarbar en su vagina que eran las minas.
Pero la madre nutricia podía desatar su ira en forma de tormentas, terremotos, incendios, sequías y caos generalizado. El comienzo de la revolución científica trajo consigo una idea asociada a la misoginia imperante: la de que había que domar a la Naturaleza. Y para ello, según escribió el considerado padre de la ciencia moderna Francis Bacon en su obra “Novum organum” de 1620 donde precisó las reglas del método científico experimental, había que emplear los instrumentos y procedimientos de la tortura, como para extraer la confesión de una bruja que era algo a lo que él estaba muy acostumbrado al trabajar para el rey inglés Jacobo I que promulgó las leyes que demonizaban toda la magia.
En palabras de Merchant, el método científico, combinado con la tecnología mecánica, crearía un nuevo sistema de investigación que unificaba el conocimiento con el poder material.
Había que extraer los secretos de la Madre Tierra a base de hierro y fuego, para ponerlos al servicio del desarrollo industrial, científico y social, para alimentar el progreso. Esta idea del dominio de la Naturaleza y la de que la Naturaleza y todos los cuerpos, también los humanos, eran seres mecánicos y no orgánicos, fueron importantísimas para legitimar la explotación de la naturaleza como una colección de recursos a disposición del progreso arrollador del mundo moderno.
Como recoge Mona chollet en su libro “Brujas”, en esta transición se produjo lo que Susan Bordo llama el “drama de un parto”: desprenderse del universo orgánico y maternal de la Edad Media para salir a un mundo nuevo en el que reinan claridad, el desapego y la objetividad. El ser humano emerge entonces como una entidad completamente separada de la Naturaleza.
¿Y “para qué” quedarían la Naturaleza… y las mujeres? Pues por un lado, para ser utilizadas como recursos al servicio de un nuevo mundo esencialmente masculino, como proclamó Francis Bacon en su obra “El parto masculino del tiempo o la gran instauración del imperio del hombre en el universo” – y esto es algo que estamos volviendo a ver en la política y las multinacionales más poderosas del mundo, por ejemplo cuando Mark Zuckerberg el fundador de META propietaria de Instagram o Whatsapp proclamó que quería ver “más energía masculina” en las empresas, y menos diversidad.
Por otro lado, como señala Merchant, las imágenes pastorales de una Naturaleza domesticada, sometida, apacible, nos hablan de un jardín que consuela, nutre y proporciona bienestar a los hombres angustiados por las demandas del mundo urbano y las tensiones del mercado. Igual que la mujer que espera en el hogar y que es el descanso del guerrero.
En mi opinión, señalar la conexión entre la mujer y la naturaleza es positivo y correcto, pero elevarla a la categoría de especial y diferenciarla de la que puede tener el hombre, puede resultar perjudicial para la propia mujer en el momento en que de nuevo, separamos al hombre de la naturaleza… que sin embargo es constitutiva de ambos sexos, es decir, del ser humano en su totalidad.
Por último, algunas historiadoras han establecido conexiones entre la caza de brujas, el origen del capitalismo y la actual emergencia climática.
La historiadora italoamericana Silvia Federici en “Calibán y la bruja” describe la persecución de los herejes y de la caza de brujas como el aplastamiento por parte de la Iglesia cristiana y para las autoridades, entregadas al naciente capitalismo de una especie de teología de la liberación del proletariado medieval.
Los cátaros, los campesinos alemanes en revuelta contra los impuestos abusivos, los pobres de Lyon o los valdenses, denunciaban la jerarquía social, la propiedad privada y la acumulación de riqueza por parte del clero y de la nobleza. Todo esto en el marco de la Reforma protestante, que provocó un cisma en la cristiandad ya que los protestantes comenzaron a señalar que cardenales y obispos se habían convertido en oligarcas que vivían en suntuosos palacios y perdonaban los pecados a aquellos que pudieran pagar. Místicos como Catalina de Siena o eruditos como Jan Hus comenzaron a reivindicar fuentes alternativas del conocimiento cristiano, que fueran más a la raíz de lo que predicó Jesucristo. Muchos de ellos fueron excomulgados, y todos aquellos que criticaban al clero y la nobleza comenzaron a ser acusados de herejía y perseguidos
Como hemos visto, Carolyn Merchant considera que la raíz de la persecución de las brujas se encuentra en el cambio de paradigma provocado por la revolución científica, en particular en el surgimiento de la filosofía mecanicista cartesiana. Según esta autora, la mujer-bruja, fue perseguida como la encarnación del lado salvaje, de la naturaleza, de todo lo que en la naturaleza parecía alborotador, incontrolable y por lo tanto, enemigo del nuevo mundo que seguía los predicados de la ciencia moderna.
Según Federici, “La explicación de Merchant tiene el gran mérito de desafiar la suposición de que el racionalismo científico fue un vehículo de progreso, centrando nuestra atención sobre la profunda alienación que la ciencia moderna ha instituido entre los seres humanos y la naturaleza. También entrelaza la caza de brujas con la destrucción del medio ambiente y conecta la explotación capitalista del mundo natural con la explotación de las mujeres.”
Pero también es cierto que la visión orgánica del mundo, pre-científica, contemplaba la esclavitud, el sometimiento de los pueblos originarios y el exterminio de los herejes. Es decir, que ambos sistemas, el orgánico y el mecánico, legitimaban el sometimiento y explotación de los más débiles.
La teoría propuesta por Merchant bebe de la primera ola feminista, que apoyó la hipótesis de que existe una fuerte conexión entre Mujer y Naturaleza, como señala el libro que inauguró el ecofeminsmo en 1978, “Mujer y naturaleza”, de Susan Griffin. Una obra que a su vez se inspiró en el naciente movimiento ecologista con el Primer Día de la Tierra en 1970, tras el libro “Primavera silenciosa” de Rachel Carlson, y que ha denunciado el sometimiento de mujer y Naturaleza como parte de un mismo sistema que considera todo aquello que no es un hombre como un recurso susceptible de ser explotado por los hombres en una economía de mercado.
Terminamos con una reflexión de Marion Gibson, que señala que “lo que habría que plantearse es ənb puede enseñarnos la caza de brujas acaecida en Europa hace cuatro siglos para ayudarnos a entender y detener la persecución que sigue produciéndose hoy en muchos países en vías de desarrollo”, pero también puede ayudarnos “a madurar como sociedad, porque los factores que la desencadenaron siguen existiendo: el desconcierto ante el dolor y el sufrimiento, el odio a las personas diferentes, la avaricia, la venganza la supresión de las cautelas legales ante un problema supuestamente extraordinario.”
Muchísimas gracias por llegar hasta aquí, a mí me ha parecido apasionante y espero que a ti también y que me cuentes tu opinión, tus impresiones, tus dudas… como siempre, lo puedes hacer en los comentarios, y si me das cinco estrellas, un like, te suscribes o le envías este episodio a quien le pueda interesar, ¡me ayudas muchísimo más!
Bibliografía
Libros
- “La rama dorada” (James Frazer)
- “Brujas. La locura de Europa en la Edad Moderna”. Adela Muñoz Páez (Debate, 2025)
- “The death of Nature. Women, ecology and the scientific revolution”, Carolyn Merchant (1980)
- “Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria” Silvia Federici (Traficantes de Sueños, 2010)
- Malinowski, B. (1985) Magia, ciencia y religión. Planeta- Agostini,
- Barcelona
- “Brujas”. Mona Chollet (B, 2019)
- “Brujería. Una historia en trece juicios” Marion Gibson (2023)
- “Breve Historia De La Brujería: Conjuros, pactos satánicos, libros prohibidos, aquelarres y falsos mitos sobre las brujas así como la verdadera … en Europa y América a lo largo de tres siglos” , de Jesús Callejo (Nowtilous, 2009)
- “El hereje” Miguel Delibes
- “El crisol” (1953, Arthur Miller)
Papers
Machuca, Antonio, “El pensamiento mágico en el mundo secularizado”, en
Dimensión Antropológica, Año 22, vol. 63, enero-abril, 2015, pp. 41-69.
Disponible en: http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=12481
Links
- David Graeber, “Can’t Stop Believing. Magic and politics” 212, https://theanarchistlibrary.org/library/david-graeber-can-t-stop-believing
- Umberto Eco, “El mago y el científico”, en El País, 15 de diciembre de 2002. https://biblioweb.sindominio.net/escepticos/eco.html
- “Propuestas para una Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra”, Biodiversidad en América Latina, 30 de marzo 2010, en línea [http://www.adital.com.br/site/noticia_imp.asp?cod=46562&lang=ES]. [
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