Hemos oído hablar muchísimo de Greta Thunberg en los últimos años. De hecho, estuvo nominada al Premio Nobel de la Paz, que finalmente ganó el programa mundial de alimentos de la ONU. Pero no deja de ser una adolescente del primer mundo y de un entorno sociocultural favorecido.
¿Qué pasa con los activistas medioambientales en los países en vías de desarrollo? Hemos hablado mucho de alimentación sostenible, pero ¿cómo está afectando el calentamiento global a los países más desfavorecidos?
De esto hablamos en el coloquio del ciclo de cine por la paz el viernes pasado – la esperanza en la lucha contra la emergencia climática está en la generación z y en los millenials como Marie Christina Kolo.
De esta generación quiero hablar hoy, y de los que no son tan rubios y suecos como Greta, que ha sido atacada con mucha saña por hombres muy poderosos como Donald Trump, se ha ridiculizado el hecho de que sufra un tipo de autismo, se ha señalado los vínculos económicos de su familia y se ha dicho que es más una marca y un negocio que una activista.
[spreaker type=player resource=»episode_id=41520691″ width=»100%» height=»200px» theme=»light» playlist=»false» playlist-continuous=»false» autoplay=»false» live-autoplay=»false» chapters-image=»true» episode-image-position=»right» hide-logo=»false» hide-likes=»false» hide-comments=»false» hide-sharing=»false» hide-download=»true»]En África y en los países que no salen en los medios, estos activistas sufren otro tipo de acoso, violencia e incluso tortura y muerte.
Pero Marie Christina Kolo, que ha viajado y trabajado en los países más castigados por el cambio climático y ha trabajado para la ONU y asistido a muchas cumbres del clima, es decir, que conoce la parte más dura y los tejemanejes del poder, ha sido capaz de volver a su país y ofrecernos un rayo de esperanza. De hecho, vas a alucinar con todo lo que ha hecho en Madagascar, uno de los países más afectados y más olvidados en el calentamiento global. Y quédate hasta el final porque nos da buenos consejos y una gran sorpresa. Yo terminé la entrevista con una sonrisa gracias a ella.
Ahora vamos a hablar de ella, pero quería también felicitar el Día del Podcast en Español que es hoy 18 de octubre, y esta es la razón por la que estoy publicando en domingo en vez de en sábado, para celebrar este día tan importante y que tanta fuerza está tomando en este último año.
Tiene guasa que haya necesitado que una amiga doblara la voz de Marie Christina (¡gracias, Blanca Rogel del Hoyo!!), porque la entrevista fue en inglés. Este podcast no sé si puede ser más internacional, pero para que podáis escuchar bien la entrevista y para que nuestra invitada pueda entenderla, la publicaré en inglés.
Marie Christina Kolo es una activista medioambiental de 31 años nacida en el norte de Madagascar, en Nosy Be, se define como eco-feminista y emprendedora social y ha fundado la empresa Green N Kool que lleva el sobrenombre de Think green Madagascar.
Estudió Gestión de Proyectos Humanitarios y de Desarrollo en Francia y viajó a China, India y Senegal para trabajar en ONGs sobre el terreno en zonas con grandes problemas sociales y derivados del calentamiento global. Fundó junto a otros jóvenes la Red Climática del Océano Índico… vamos, una vida dedicada a las cuestiones medioambientales y humanitarias. Y es que los países africanos y muchos otros en vías de desarrollo deben buscar un modelo de desarrollo que tenga en cuenta el desafío climático al que se enfrentan.
MARIE CHRISTINA KOLO: Mucha gente, cuando hablas de desarrollo, piensa en industrias, en todas esas grandes compañías, y esa no es mi idea de desarrollo, porque cuando era más joven vi las consecuencias de este modelo, y cuando estuve en China, China supuestamente es el país que más crece en industrias, con tantísimas fábricas… Y de hecho, para muchos países africanos este es otro modelo de desarrollo, diferente del occidental. Pero cuando estuve allí, trabajando para esta ONG medioambiental, vi los mismos impactos que vi cuando era pequeña en mi tierra. Vi muchos pueblos que llaman “pueblos de cáncer”, porque mínimo el 60% de la población de estos pueblos tienen cáncer debido a la contaminación en el agua por ejemplo. Así que pensé: “vale, entonces ¿cuál debería ser nuestro modelo de desarrollo?” Porque hasta ahora no hemos encontrado un modelo que pueda ayudar a países como el mío. Madagascar está entre los países más pobres del mundo, el 90% de la población gana menos de un dólar al día, así que todo esto me dio que pensar.
MCK: Decidí volver a Madagascar y me sentí muy afortunada, porque tuve la oportunidad de vivir otras realidades y contemplar mi país con una nueva mirada. Allí fue cuando trabajé con la ONU, y me enviaron al extremo sur de Madagascar que es la parte más seca y más pobre de mi país y también, según una ONG, esta región está considerada como la crisis humanitaria número 1 en no tener visibilidad en los medios internacionales. La número uno del mundo, porque en esta zona tan afectada por el cambio climático, millones de personas no tienen acceso al agua potable. Cuando viví allí, estuve en la ciudad más grande de la región y durante dos semanas no hubo agua. Vi a mucha gente que vendió todo lo que tenía, incluso su ropa o una cuchara, a cambio de agua. Vi muchas tragedias y eso me afectó mucho. Era como: “vale, esto está pasando en mi país pero nadie está oyendo hablar de ello”. Como he dicho, somos un país un poco olvidado, olvidado en la lucha contra el calentamiento global. En las negociaciones, la gente habla de lo que está pasando en sus países, pero en Madagascar no teníamos en ese momento un movimiento de jóvenes que pudiera compartir la realidad de nuestros países, y esa fue la mayor motivación para empezar mi organización. Soy la co-fundadora de la Red Climática del Océano Índico que está movilizando a la juventud de las islas del Océano Índico: Madagascar, Comoros, La Reunion, Seychelles, Mauricio… porque estaba convencida de que todos juntos tendríamos mayor impacto y una voz más grande.
Consejos para jóvenes eco-activistas
Has hecho un montón de cosas en otros países pero también cuando volviste a tu país. A muchas mujeres que han emigrado les gustaría volver a sus países y construir algo útil y beneficioso para su países. ¿Qué les aconsejarías?
MCK: Yo les contaría lo que a mí me motiva, porque cuando volví, mucha gente me decía “¿por qué quieres volver a tu país? ¡No hay nada! Y en esos momentos estábamos atravesando una crisis política, así que esto no animaba, pero yo respondí a esas personas “Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?”. ¿Esperas a que otros arreglen el desastre y empiecen a hacer cosas y después ya si eso irás tú? No, eso es de vagos. Puede que sea una extremista. Mi hermana decidió quedarse en Francia y yo no quise. ¡Para mí, Madagascar es guay! No me gusta la nieve, ¡sorry! Así que pensé “este es el lugar donde mis acciones podrían tener el mayor impacto”. Podría haber elegido otra vida, seguir trabajando para ONGs en otros países con un buen salario. No digo que no esté bien pagada, pero aquí soy mi propia jefa.
Esa es otra responsabilidad, pero yo animo a estas personas a considerar únicamente las oportunidades. ¡No veas problemas, ve oportunidades! Por ejemplo, en el caso de mi empresa – sí, soy una emprendedora social y fundadora de Green ‘N Cool – , estamos especializados en gestión de residuos y una vida de residuo cero. La gente se queja mucho de la situación en la capital, por ejemplo, en Antananarivo, porque supuestamente es la tercera ciudad más sucia del mundo. ¡Pero para mí, es una oportunidad! Empecé mi negocio hace cuatro años y al fin he logrado crear impacto. No tenía ni idea de gestión de residuos, así que aprendí un montón de vídeos de YouTube, de tutoriales, de libros, investigué, pregunté a la gente, experimenté la realidad… y finalmente, poco a poco hemos conseguido esta reputación. Estamos trabajando en un proyecto con el Banco Mundial y grandes organizaciones internacionales, ayudándoles con sus estrategias. El proyecto con el Banco Mundial en el que estamos trabajando es un logro para mí, porque están reconociendo nuestra capacidad. Nos han pedido que montemos un proyecto piloto en nuestra ciudad en áreas de innovación y usaremos nuevas tecnologías, un nuevo tipo de gestión y sensibilización en torno a la gestión de residuos, y ese es nuestro gran reto ahora.
¿Y cómo ha afectado la pandemia a Madagascar y a su propio negocio?
MCK: Tengo más trabajo ahora debido al COVID 19. La pandemia no afecta a la gente de la misma forma. Y en Madagascar como he explicado, en el extremo sur debido a la sequía no tenemos acceso al agua. Por ello hemos lanzado un prototipo de jabón que no necesita aclarado. Este jabón no necesita agua. No usamos gel hidroalcohólico porque son muy caros y esta zona es muy pobre. Pero también lanzamos este sistema solidario porque nos ocupamos del reciclaje, y estamos usando aceite usado. Los restaurantes y empresas nos dan todo el aceite usado gratis y nosotros lo transformamos en jabón. Por cada jabón que compres, se regala uno a una organización, a una ONG, a una asociación.
Me gustaría preguntarte por tu empresa, Green N Kool. Los activistas medioambientales a menudo se quejan del cortoplacismo de las compañías privadas y de cómo están orientadas a los resultados de forma que se enfocan solo en los beneficios, y que no les importa el medio ambiente y la ética social. ¿En qué crees que se deberían concentrar los emprendedores y las empresas para tener esto en cuenta y triunfar en un entorno cada vez más complejo debido al cambio climático?
MCK: De lo que me he dado cuenta al menos en Madagascar, pero probablemente es lo mismo en otros países, es que la gente no tiene en cuenta todas las oportunidades de apostar por lo ecológico. Cuando piensan en hacer su negocio circular y ecológico, reducir los impactos medioambientales etc, piensan en costes, no en el dinero que podrían conseguir. No hablo solo de grandes empresas, por ejemplo en Madagascar en 2017 nos convertimos en el campeón mundial de la deforestación, más que Brasil y otros países, y esto se debió a que la gente que vive en el bosque necesita quemar la madera para hacer carbón. Y con este carbón cocinan su comida, y no conocen otras formas de obtenerlo. Así que es difícil para las ONG llegar y decirles: “¡eh, no cortes los árboles! Si los cortas, esto tendrá un impacto porque habrá menos lluvia y esto y lo otro…”. A ellos no les importa, porque viven al día, piensan en lo que comerán hoy, en que podrían vender el carbón a zonas urbanas donde el 70% de la población no usa gas ni otro tipo de energía, usa carbón, incluso en grandes ciudades. Así que la gente de zonas rurales vende el carbón que les sobra, así viven. ¿Cómo puedes cambiarlo?
MCK: Muchas organizaciones están pensando en esto y para mí, una vez más, es una oportunidad. No es un problema, es una oportunidad. Una fundación muy grande de Madagascar nos llamó para ayudar a zonas rurales para convertir los desechos de la agricultura en ladrillos y en una nueva forma de carbón para que no se destruyan los bosques y les estamos enseñando, que es algo que también hacemos. Mostramos a la gente cómo hacer biogas, cómo crear carbón a partir de residuos orgánicos, y esta gran fundación que es muy prestigiosa en Madagascar por su trabajo en bio diversidad, que no sabía nada de reciclaje, confió en nosotros. ¡Es algo que yo quería poner en marcha y está funcionando! Los dos pueblos donde hicimos los cursos dejaron de cortar los árboles y ahora están usando sus propios desechos para hacer carbón. Incluso lo pueden vender.
MCK: Cuando piensas en la economía, en el dinero, y en cómo vive la gente, así es como puedes cambiar la forma de pensar. Y si industrias más grandes se dan cuenta de que la gente ha empezado a pensar en no usar más envases de plástico, empezarán a cambiar y poco a poco, propondrán nuevos productos que tendrán menor impacto en el medio ambiente. Tengo dos buenos ejemplos, porque con mi empresa también trabajamos con bambú – sí, hacemos muchas cosas.
¡Sí, un montón!
MCK: Y hace cuatro años empezamos a vender pajitas de bambú. Fuimos los primeros en hacerlo, pero ahora hay incluso una gran fábrica que lo está haciendo, porque ven que la gente lo está pidiendo más y más. Fuimos los únicos al principio, y ahora hay una gran fábrica, pero nosotros lo hacemos todo a mano. Y el segundo ejemplo es otro proyecto que estamos haciendo, compresas lavables, y al principio no había tantos haciéndolas, pero ahora algunas fábricas de tejidos que pueden producir miles y miles también lo están haciendo. Claro, ellas tendrán una huella de carbono muy distinta a un taller pequeño, pero al menos han empezado a proponer, están respondiendo a nuevas demandas. La demanda no estaba ahí cuando empezamos. Nadie pedía pajitas de bambú o compresas lavables, tuvimos que crear la demanda. No es fácil estar en esta economía verde y solidaria, porque a veces tienes que crear la demanda, y tienes un montón de trabajo que hacer en sensibilización, pero creo que merece la pena.
MCK: Ahora tenemos dos talleres para hacer máscaras reutilizables.
¡Eso es genial!
Acabamos de empezar. En el primero, trabajamos con antiguas trabajadoras sexuales, porque uno de los impactos de la COVID19 es que no pueden trabajar. También hay trabajadoras del sexo transgénero y algunas tienen SIDA. Así que durante este período están aún más afectadas por la crisis. Y en otro taller que he empezado en otra ciudad cerca de la capital trabajamos sobre todo con mujeres vulnerables como madres solteras y personas con discapacidades.
La ONU y sus experiencias en las cumbres del clima
La relación de Marie Christina con la esfera internacional y las instituciones globales como la ONU ha sido también digamos… intensa. En 2014 fue nombrada Joven Voluntaria de la ONU para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Madagascar, y fue la primera joven delegada de Madagascar en ser incluida en la delegación nacional en la COP21.
MCK: La primera vez que fui a una COP estaba en YOUNGO, en un grupo de niños. YOUNGO es la sección de juventud en el grupo de cambio climático de la ONU. En YOUNGO sentí un buen dinamismo, pero me decepcionó que había menos jóvenes de países en vías de desarrollo en los debates. La representación no era justa, en mi opinión. Pero en el grupo de mujeres y género sentí algo completamente diferente. Fue unos años más tarde, claro, y para entonces yo tenía más experiencia, sabía más cosas y sentí una solidaridad mayor dentro de esta sección, y esto me motivó mucho.
Genial.
MCK: Me sentí muy fuerte, incluso para empoderar el movimiento de la mujer y el eco feminismo en mi país. Así que la COP25 no fue un fracaso tan grande para mí, porque como activista, este tipo de negociaciones me ayudaron a conocer otra gente, otras organizaciones, otras experiencias, a compartir con ellas.
En la COP21 tuvo un desencuentro muy fuerte con los otros delegados malgaches que llegó incluso a las manos porque no estaba de acuerdo en que el país no tuviera una posición oficial fuerte en cuanto al clima… y se fue a desfogarse a la redes sociales. El ministro de medio ambiente estaba tan furioso que incluso la zarandeó.
MCK: Y aunque algunas personas piensen que esa expresión no es adecuada para países africanos, para mí fue el fenómeno “Ok, boomer”. Tenía tantas ganas de abofetearle, pero mi reacción fue la de calmarme y escribir una carta abierta que compartí en las redes sociales. En esta carta, expliqué por qué quería parar la discriminación por edad, la discriminación contra los jóvenes. Así que la escribí y no sé cómo se creó un jaleo tremendo en el país, estaba en todos los medios de comunicación, y este ministro tuvo que dimitir.
MCK: Fue una victoria, no sólo para mí pero para mis organizaciones y para las redes juveniles y para la juventud en general, porque por primera vez en los debates nacionales, hablamos de la discriminación contra los jóvenes. Algunos me atacaron, pero recibí muchísimo apoyo, me sorprendió muchísimo. Y la primera cosa que hizo el nuevo ministro de medio ambiente fue invitar a la juventud a la mesa y preguntarnos: “¿cuál es vuestra posición? ¿Qué defendéis? Quiero escucharlo”. Esta fue la primera vez, y por eso pienso que no debería ser la única que lo pida, que haga este tipo de cosas. ¿Y sabes qué? La nueva ministra es una mujer joven y también es eco-activista.
¿La próxima ministra de medio ambiente de Madagascar?
¿Quién puede decir que la siguiente no serás tú? ¡Puede que esté hablando con la siguiente ministra de medio ambiente de Madagascar! ¿Quién sabe?
MCK: De hecho, algunos amigos y yo hemos empezado nuestro propio partido político. ¡Espero que oigas más sobre nosotros pronto! Pensamos que es importante que los jóvenes se incluyan en decisiones políticas. Si queremos cambio, también deberíamos influir en la política. Por eso estoy luchando para cambiar la política en mi país.
Esto es lo que llamo terminar con una nota positiva. Es muy alentador y te agradezco mucho que hayas compartido tus experiencias con nosotras, porque son muy útiles para mujeres en todo el mundo, y para mujeres emprendedoras que están empezando sus propios negocios y también que son ecofeministas y en ecología.
¡Bueno, pues ahí tenemos a la próxima ministra de medio ambiente de Madagascar!… según mis propias predicciones pseudo-científicas… más bien basadas en el entusiasmo y el esfuerzo enorme y la capacidad de trabajo que desprende esta mujer.
Es muy alentador que existan estas figuras de referencia en países en vías de desarrollo que realmente necesitan la iniciativa desde el interior, porque el resto del mundo no solo no les ha hecho caso nunca, sino que, si les ha hecho caso, ha sido para expoliarles… y de hecho vemos muchas de estas iniciativas lideradas por mujeres, que es algo que vimos en el anterior capítulo con Villa, del supermercado cooperativo La Osa.
Veremos poco a poco cómo vamos saliendo de esta crisis sanitaria mundial sin precedentes, si por la vía verde, como hablamos con el escritor Gabi Martínez y su libro Un cambio de verdad, o por la del egoísmo, la huida hacia delante y hacia más derroche y contaminación y el autoritarismo.
La semana que viene hay un capítulo muy especial sobre cómo cortar con el desperdicio en los alimentos, un pilar fundamental de la dieta planetaria sin el que no podremos luchar contra el hambre, y es que la FAO ha calculado que un tercio de los alimentos disponibles se desperdician porque no se consumen o se echan a perder en las cadenas de distribución. No te lo pierdas porque vamos a tener de nuevo un invitado internacional, y esta vez nos saluda desde Perú.
BIBLIOGRAFÍA:
https://green-n-kool.jimdofree.com/nos-activit%C3%A9s/
MÚSICA:
Music from https://filmmusic.io
«Fearless First» by Kevin MacLeod (https://incompetech.com)
License: CC BY (http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/)
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