Hola humanito o humanita, me alegro mucho de tenerte de vuelta en este tercer episodio de reflexión en solitario sobre los temas que trato con mis fantásticas invitadas y esta vez vamos a profundizar un poco más en los distintos vestidos o adornos que usa homo sapiens, con un foco bastante específico y te voy a explicar por qué me interesa especialmente.
Verás, de mi conversación con Erea Louro la semana pasada me quedé pensando en esa idea de la moda como expresión de identidad personal y el ejemplo de Iris Apfel, la mujer que fue un icono de la moda y murió el pasado marzo a los 102 años habiendo construido un estilo propio ultra personal que la distinguió dentro del mundo de los fashionistas o insiders de la moda.
“Muchos animales se adornan; el sapiens es el único que se viste”, escribe Marta D. Riezu en “La moda justa”. Y no solo eso, sino que los seres humanos llevamos el embellecimiento de nuestra apariencia a límites que ninguna otra especie conoce: como dice Juan Luis Arsuaga, el ser humano siempre ha intervenido su cuerpo, y lo ha hecho con tatuajes, escariaciones, insertando trozos de madera o plumas en distintas partes de la piel, pegando piedras preciosas en los dientes (desde los etruscos hasta Rosalía) o lunares falsos en la cara, o mediante la cirugía estética.
Y esta última, la cirugía plástica con fines estéticos, es la que más me va a interesar en esta reflexión. Porque los cuerpos también son tendencias de moda, e intervenciones tan profundas, costosas y permanentes bajo nuestra piel se están convirtiendo en una tendencia que trata de borrar las fronteras intergeneracionales y que uniformiza no ya los vestidos que nos ponemos, sino la cara y el cuerpo que tenemos.
¿Kylie Jenner no tenía 26 años?
Te cuento la noticia que me llamó la atención de todo esto: resulta que Kylie Jenner, la pequeña de las hermanas Kardashian, que por si eres ermitaña te cuento que son la familia más famosa en redes sociales en el mundo entero a raíz no solo del imperio que crearon a partir de su reality ‘Keeping up with the Kardashians’, que vendría a ser ‘Al día con las Kardashians’, sino también por haber modelado el cuerpo de todas sus integrantes a golpe de bisturí, pues Kylie lleva desde los 17 años haciéndose todo tipo de tratamientos de cirugía plástica que la han llevado de ser el patito feo de las hermanas más hermosas de toda la socialmediasfera a la más deseada y la más rica. A los 17 se puso unos labios enormes porque los tenía súper finos y se sentía directamente fea aunque en mi opinión era bastante mona, luego pechos, un culo totalmente redondo, y después empezó con los fillers, los rellenos faciales en pómulos, mandíbula y otros puntos de la cara. En ningún momento admitió que se había hecho todas estas operaciones sino que dijo que se había aplicado correctamente los labiales de su marca Kylie cosmetics y luego, pues que se había desarrollado y esto fue un bombazo a nivel comercial. Pero casi diez años más tarde de comenzar a aplicarse todos estos tratamientos, a finales del año pasado, le sacaron unas fotos donde en vez de aparentar sus 26 añitos… parecía que tenía 40. Y ahí comenzó un aluvión de críticas hacia su aspecto y el hecho de que parece una mujer mayor, hasta el punto de que ella misma confesó en el reality que sí, que se había operado de la cabeza a los pies y que se arrepentía de ello. Y además, dijo que le gustaría dar marcha atrás y no haberlo hecho, y además de que había que abrir una discusión sobre los estándares de belleza totalmente irreales que las propias Kardashian habían marcado con todos esos tratamientos e intervenciones.
En mi opinión todo ello fue una confesión vacía, me cuesta creer que ella misma no volviera a hacerse todo lo que se ha hecho si pudiera volver atrás, y además esta supuesta conversación que ella pidió abrir se quedó – como casi todo lo que hacen las Kardashian- en la superficie. Pero el debate es interesante.
La ‘cara de Instagram’
Y es interesante por varios ángulos. Para empezar, por la normalización de la cirugía plástica que han conseguido preconizar desde L.A. a todo el mundo desde Kim a Kylie Kardashian, hablando abiertamente de todo lo que se hacen. Entre ellas y las bandas de K-pop de Corea, los cirujanos plásticos del mundo ya saben a quién poner en su altar y a quién deber sus ingresos cada vez mayores. Una normalización servida en bandeja por las redes sociales, especialmente los 400 selfies que nos hacemos al día con sus correspondientes filtros cada vez más efectivos a la hora de… ponernos a todas – y todos – la misma cara de Instagram.
Esto de la cara de instagram es un concepto acuñado por Jia Tolentino en el New Yorker en 2019, y consiste en unos ojos inmensos de pestañas tipo Minnie Mouse y mirada lánguida, unos labios súper carnosos, pómulos altos, nariz fina y respingona, piel bronceada y mandíbula definida. En el artículo, Tolentino habla con el make up artist Colby Smith sobre cómo esta cara es reconocible como blanca y por lo tanto privilegiada, y sin embargo mezcla rasgos de minorías racializadas e históricamente marginadas como los ojos asiáticos, los labios africanos, o los pómulos de nativos americanos…. es decir, una cara que reúne ‘lo mejor de cada casa’ y con la que cualquier etnia podría identificar algún rasgo en común… y sin embargo, que en realidad no existe.
¿Cómo serán las caras operadas en unos años?
Y esto me lleva al segundo punto a debatir de este asunto de Kylie Jenner, y es que para conseguir esta cara, este cuerpo, se necesitan tratamientos e inyecciones faciales constantes ya que el efecto desaparece con el tiempo… y cada vez más y más retoques en otras partes del cuerpo y de la cara. Y todo ello, sin saber de qué manera se asentarán estos compuestos químicos en nuestra fisionomía con el tiempo, ya que cada cuerpo es un mundo, la cara tarda muchísimos años en llegar a asentarse y nuestros cuerpos están en constante evolución… y además, las intervenciones de cirugía plástica más novedosas se están probando en humanos en tiempo real porque no ha habido tiempo material para realizar estudios médicos a largo plazo.
Estas personas – porque los hombres también han entrado por la puerta grande en las operaciones de cirugía estética y ya no son solo los coreanos obsesionados con su apariencia – estos hombres y mujeres se están aplicando todo tipo de compuestos sin conocer el efecto que tendrán a largo plazo sobre sus rasgos faciales… sin saber que podrían acabar logrando el efecto contrario, una cara de mayor edad. Por supuesto, ya ni hablamos del borrado de arrugas y líneas de expresión y de características distintivas de la fisionomía de cada cual… en una cara que no tiene edad, que no es reconocible como distintiva de una persona única…
Por supuesto, dejo fuera de este análisis a aquellas personas que hayan sufrido una deformación facial o corporal, que sufran de toda la vida por algún defecto físico que ellos perciban o que les haga sentir fatal, y a aquellas personas intergénero o que estén en un proceso de transición mediante cirugía de reasignación de género. Vaya por delante que el propósito de esta reflexión no es ni mucho menos criticar a aquellas personas que lo hagan, que son personas a las que respeto de base y con las que me puedo identificar porque todos tenemos partes de nuestro cuerpo que no nos gustan, que querríamos cambiar o que los estándares de belleza normativos nos dicen que deberíamos cambiar. Personas que, en niveles ya preocupantes, están desarrollando trastornos de dismorfia corporal por los que odian partes de su cuerpo de manera obsesiva.
Mi crítica es hacia aquello que se nos fuerza a desear y conseguir mediante toda una maquinaria perfectamente engrasada y que funciona como una correa de transmisión entre el sistema patriarcal (oh, sí, ya tuvo que aparecer) y el sistema capitalista (otro viejo conocido de la casa) con el fin de mantener a las mujeres perfectamente atadas a unos estándares de belleza, moda y juventud por los muy visibles lazos del consumo a todos los niveles.
Venga, no desfallezcas que estoy terminando de atar todo esto que me he montado en mi cabeza. Luego me dices en comentarios si estás de acuerdo o no, qué opinas… todo eso, y dándole siempre amor con tus likes, estrellitas y tal para que me anime a seguir publicando te lo pido por favor!
Los ‘pies de loto’ de las chinas y el valor de las mujeres
Vale, llegados a este punto en que hemos tocado la juventud y belleza de las mujeres y el consumo promovido por la industria de la moda y la belleza, te voy a contar una historia que tiene mucho que ver con esos tratamientos que tienen efectos importantes y duraderos sobre nuestros cuerpos, y con el valor de las mujeres. Valor entre comillas.
No sé si habrás oído hablar alguna vez de los ‘pies de loto’ de las mujeres chinas. En China son muy apreciados los pies pequeños como signo de belleza, pero cuenta la leyenda que un emperador manchú del siglo V, Xiao Baojuan, estaba obsesionado con los pies diminutos de su concubina preferida y decía que “de cada paso que da brota una flor de loto”. Bien, no fue hasta el siglo X que esta obsesión por los pies pequeños en las mujeres se tradujo en una costumbre que consistía en romperle los pies a las niñas para impedir que crecieran. Una costumbre que se popularizó entre las clases bajas en el siglo XV, y duró hasta la revolución comunista, cuando se necesitaba que las mujeres pudieran caminar y trabajar en el campo. Y me refiero a que pudieran caminar porque lo que se hacía era vendar los pies de las niñas desde los 5 años, los plegaban sobre sí mismos para romper el arco del pie y crear un pie con forma de flor de loto, literalmente. Si el piececito se quedaba en 12 centímetros o menos, se consideraba flor de loto dorado. Claro, las pobres niñas y mujeres que sufrían esta tortura apenas podían caminar, pero llegó un punto, en el siglo XIX, en que resultaba imposible para los padres casar ‘bien’ a sus hijas si no tenían los pies vendados y diminutos. Y, sin embargo, los pies de flor de loto sin sus zapatillas distintivas eran un amasijo de carne informe y maloliente, poco que ver con la belleza.
A lo largo de la historia y en diversos pueblos han existido distintos elementos de moda o belleza que han servido para ‘disciplinar’ el cuerpo femenino o simplemente para, de nuevo, atar a las mujeres a estándares de belleza imposibles como los pantalones de cintura ultra baja o los crop tops con los que tienes que tener abdominales y una depilación súper escrupulosa, o los corsets para conseguir una cintura de avispa…
Se ha utilizado la cosmética y distintos tratamientos estéticos para luchar contra el tiempo biológico, en una carrera contra la madurez de los cuerpos y su entrada en la vejez en la que solo en los últimos tiempos han entrado los hombres, que sin embargo no sufren como las mujeres la necesidad de una apariencia más cercana a la plenitud sexual ya que ellos no tienen el relojito biológico de los huevos con el que martirizan a las mujeres según se les va ‘pasando el arroz’ (una expresión horrible que a ver si vamos desterrando ya).
¡Qué ridículas son las mujeres mayores!
Las mujeres, en las sociedades profundamente machistas surgidas de Europa, obtienen su valor de cara a los hombres en base a su capacidad reproductiva, única y exclusivamente cuando sus atributos físicos se consideran atractivos ya que denotan juventud y por lo tanto fertilidad. Una vez que han pasado esta época y se adentran en la perimenopausia, se convierten en incómodas para un sistema que solo valora la productividad económica y sexual. Y una de las maneras de recordarles que han perdido ese estatus social y que su edad y experiencia no les confiere mayor valor como mujeres sabias y dignas de respeto en nuestra tribu, es a través de la apariencia. De aumentar la presión sobre su cuerpo y su look añadiendo el agravante de la pérdida de juventud palpable a ojos ajenos.
Y no es que hasta entonces no lo hayamos sentido, porque una mujer siente ansiedad y culpabilidad sobre su belleza y apariencia toda su vida, es que las mujeres mayores se ven expulsadas de la conversación, de la fotografía, se ven invisibilizadas, reciben instrucciones confusas y contradictorias sobre cómo deben vestirse, peinarse etc y caminan siempre al filo de la navaja que separa el estigma de parecer una vieja del ridículo de intentar parecer una jovencita.
Ya lo hemos visto con Kylie Jenner: todo bien con sus múltiples operaciones de cirugía estética hasta que de repente parecía una mujer madura y entonces… ridículo y crítica encarnizada! Menos mal que Kylie está forrada – ya sabes, no existe la fealdad sino la pobreza – y ella ha podido solucionar este contratiempo y volver a parecer una pipiola con más inyecciones, algo que el común de las mortales no puede permitirse, y que nos lleva a la ingente cantidad de pasta que se gasta una mujer en ropa, zapatos, bolsos, complementos, joyas, peluquería, gimnasio, cosmética y ahora por supuesto, en retoquitos y tratamientos estéticos lo cual, en sí mismo, ya supone una brecha económica tremenda con el hombre promedio que habría que calcular, y que añadimos a la violencia estética que sufren las mujeres por el simple hecho de ser mujeres, como cuenta Esther Pineda en “Bellas para morir: Estereotipos de género y violencia estética contra la mujer”.
Antiguamente, las grandes damas se vestían con elegancia y sofisticación como una manera de resaltar su respetabilidad, y de verse dignificadas mediante sus ropajes. Pero desde la aparición de las sociedades de consumo en los años ‘60, como cuenta Julia Twigg en su estudio sobre “Moda, el cuerpo y la edad”. La juventud ha reemplazado a la clase como el motor de la moda. Parecer mayor es, en sí, estar pasada de moda. Y, dado que vestirse es un acto social y la sociedad espera que te vistas de acuerdo a tu edad y posición, estar a la moda ha entrado en conflicto con la apariencia de las mujeres mayores, que luchan no sólo contra los estereotipos que ridiculizan a las madres y convierten a las ancianas en brujas feas y perversas, sino ahora además con la necesidad de conservar la juventud el mayor tiempo posible. Por cierto, ¿no os revientan ya los chistecitos sobre las madres en bata con la zapatilla en ristre y los pelos revueltos? ¿Queremos hablar sobre el padre calvo y panzón que se funde con el sofá viendo el partido, o ese estereotipo no es tan gracioso por lo que sea?
Resulta paradójico, sin embargo, que la moda no se dirija también a las mujeres con mayor poder adquisitivo en nuestras sociedades, sino que está diseñada para ser vestida por mujeres jóvenes, altas, delgadas y con un cuerpo en forma de reloj de arena… que al parecer solo un 8% de la población mundial tiene.
Mmmm ¿no será porque las jóvenes son más inseguras e impresionables y aún no tienen claro quiénes son y qué quieren… mientras que las mayores sí y por eso es más difícil venderles cosas? ¿O podría también tener que ver con el hecho de que volver a ser joven es imposible, por lo que las mujeres que han pasado su ‘prime’ (otra palabra que detesto) persiguen un imposible y su frustración les lleva a gastar más en su intento por conseguirlo? No sé, no sé…
Porque YES, todo esto tiene mucho que ver con vendernos cosas. Cosas que son tan efímeras como la belleza, cosas que compramos compulsivamente, que desechamos a la primera de cambio, que incluso no llegamos a ponernos. Cosas que contaminan al ser fabricadas, transportadas, que se convierten en basura. Cosas que nos separan de nuestra verdadera identidad, de nuestra naturaleza, que en ocasiones van en contra de la arquitectura de nuestro cuerpo, cosas que adelgazan nuestra cuenta bancaria y que nos hacen odiarnos a nosotras mismas… por no estar siempre un poco más delgadas.
Signos estéticos que marcan la edad de una mujer
Pero ¿esto de tratar de esconder la propia edad por medio de la moda y la estética es común a todas las sociedades humanas? ¿Cómo es hacerse mayor para una mujer en otros pueblos? Hay muchos ejemplos, pero me gusta especialmente el de los maoríes, que por supuesto tiene que ver con esos tatuajes tan brutales que se hacen. Estoy hablando del moko kauae, el tatuaje facial que llevan las mujeres adultas en la barbilla y sobre los labios.
El moko kauae durante mucho tiempo fue denostado por los colonos neozelandeses pero en los últimos años se está recuperando con figuras tan prominentes como la ministra de exteriores neozelandesa o una famosa presentadora del telediario. Es una seña de identidad de las mujeres maoríes que tradicionalmente se han hecho como una forma de reafirmar su identidad al vivir una serie de experiencias en su vida, y para expresar su liderazgo en su comunidad. Es decir, es una marca visible que cuenta que eres una mujer maorí con experiencia y sabiduría. Y me parece una forma muy bonita de reafirmar el valor de una mujer dentro de su comunidad.
Conclusión
En conclusión, ni confirmo ni desmiento que yo misma pueda ‘caer’ en hacerme alguno de esos retoquitos en un futuro, porque la presión social es muy grande y porque vivimos en pantalla, y debe ser duro verse envejecer con todas tus arrugas y tus cosas cuando a tu alrededor es un sálvese quien pueda por conservar esa apariencia de lozanía el mayor tiempo posible.
Pero me atrae mucho más la experiencia de darle el permiso a mi cuerpo de expresar todos los años, las experiencias y los procesos biológicos y de salud por los que irá pasando por medio de los signos de la edad. Porque al final, por mucho que queramos ‘mejorarnos’, ‘cuidarnos’ y ‘rejuvenecernos’, la edad es la que es, y, no nos engañemos, acaba por revelarse. Es un poco como cuando nos poníamos los sujetadores con relleno y a la hora de la verdad… ¡sorpresa!
Cuando he tenido alguna de esas conversaciones filosóficas de barra de bar hablando de si la gente cambia o no cambia, yo siempre lo he visto como que somos como un bloque de mármol al que los aprendizajes, las experiencias buenas y malas, la gente que encontramos y las relaciones que tenemos, las cosas que le pasan a nuestro cuerpo… pues le van dando martillazos, de tal forma que poco a poco, se va revelando la escultura griega que hay dentro de una misma. Más que añadirnos capas, o que moldearnos y cambiar, siempre creí que nos quitamos capas. Y eso, amiga, es lo contrario de los fillers… vale sí, pero podría tener algo que ver con una liposucción.
Hemos llegado al final del episodio, espero que te haya resultado interesante y como siempre espero tus comentarios y opinión para seguir la conversación.
Bibliografía
papers
Fashion, the Body, and Age https://research.kent.ac.uk/caa/wp-content/uploads/sites/2290/2017/12/Fashion-the-Body-and-Age.pdf
Antropología cultural del vestido: Perspectivas sobre el burkini https://www.jstor.org/stable/j.ctt22nmd1m
Religious Identity, Challenge, and Clothing: Women’s Head and Hair Covering in Islam and Judaism
Cornejo Valle, Mónica, «Más allá de los velos. Una perspectiva antropológica sobre vestido y religión», Cuestiones de Pluralismo, Vol. 2, nº2 (segundo semestre de 2022). https://doi.org/10.58428/URXU1581
libros
Pineda, Esther. “Bellas para morir: Estereotipos de género y violencia estética contra la mujer’ (2021) Prometeo Libros.
artículos
Mujeres maoríes hablan sobre sus tatuajes sagrados en la barbilla
https://www.vice.com/es/article/9k95ey/mujeres-maories-tatuajes-sagrados-barbilla
Juan Luis Arsuaga habla el lenguaje de la “piel cultural” en A Coruña
https://www.laopinioncoruna.es/coruna/2024/04/12/juan-luis-arsuaga-habla-lenguaje-100953997.html
We’ve Forgotten How to Dress Like Adults
https://www.racked.com/2017/1/18/14112366/dressing-like-an-adult-sophistication
¿Por qué las Millennials no envejecen? https://www.glamour.es/articulos/tratamientos-esteticos-jovenes
The age of Instagram face https://www.newyorker.com/culture/decade-in-review/the-age-of-instagram-face
Why are Gen Z ageing so differently to millennials? Experts reveal pressure to use ‘wrong’ skincare too young, vaping and getting Botox in their early 20s mean younger generation look older than those in their 30s https://www.dailymail.co.uk/femail/article-12849573/Why-Gen-Z-ageing-differently-millennials-Experts-reveal-pressure-use-wrong-skincare-young-vaping-getting-Botox-early-20s-mean-younger-generation-look-older-30s.html
Kylie Jenner, 26, slammed over fillers as fans complain she looks ‘too old’ https://www.mirror.co.uk/3am/us-celebrity-news/kylie-jenner-26-slammed-over-31437035
¿Por qué en China vendaban los pies a las mujeres?
vídeo
the fashion industry hates older women
La Transformación de KYLIE JENNER y las consecuencias de los RELLENOS FACIALES https://www.youtube.com/watch?v=bwYde_iR_jA
studio ghibli: how clothing shapes identity
Deja una respuesta