Vestir sostenible en España, con Paloma García de The Circular Project y Carla Cervera

publicado en: Moda consciente | 4

¿Hay alguna forma de reventar lo menos posible el planeta con nuestro consumo de ropa? ¿Podemos romper ese círculo vicioso en el que tener una nueva colección en tiendas cada semana y tirada de precio lleve a que quien la fabrica trabaje prácticamente esclavizado? Eso es lo que busca la moda sostenible, y no, no todo es algodón orgánico o ropa de segunda mano. ¿Te quedas y lo descubrimos?

Hay una idea que se repite de manera constante cuando se investiga sobre sostenibilidad,  consumo consciente, economía circular… tanto en moda como en tantos otros productos e industrias y es “recuperar el valor de las cosas”. ¿Cómo hemos perdido ese valor? ¿Cómo podemos recuperarlo?

Ahora que todas nuestras cosas se han hecho por partes cada una en una punta del planeta, por gentes que nunca conoceremos, con materiales que no tenemos ni idea de dónde vienen, las cosas son más cosa que nunca, y cuanto menos nos cuesta comprarlas y menos tardan en romperse, en quedarse obsoletas, y en convertirse simplemente en basura, menos nos cuesta tirarlas para comprar algo más nuevo, más brillante, más molón, más de moda… 

La moda sostenible nos propone deshacer este camino y volver a hacer las prendas más cerca, con materiales del lugar a poder ser, fabricadas por personas con las condiciones laborales que todos queremos para nosotros, y que nos dure más porque sean de más calidad, que molen más de una temporada o una tendencia, y que sean justo lo que nuestro cuerpo y nuestra personalidad quieren para ser vestidos. Prendas que casi casi tengan ojos y voz y nos hablen solo a nosotros, porque son nuestras zapas preferidas, nuestra chaqueta de la suerte o los pantalones que mejor culo te hacen. Llámalo X pero ponle un nombre y dale un valor. 

Esto lo está comprendiendo muy bien la generación más joven, los Gen Z, y los millenial nos estamos adaptando no sin esfuerzo. Pero nos conviene a todos, y no solo por los motivos tan éticos que te he contado al principio, sino que conviene a nuestro bolsillo y a nuestra salud mental. Sí, el reto es que te convenga más pagar seis euros por unos calcetines hechos en Europa con materiales orgánicos o reciclados, a un pack de diez al mismo precio comprados en Primark, de poliéster y made in Camboya, por ejemplo. Lo vamos a empezar a descubrir en este episodio.

¿Se puede vestir sostenible en España? Paloma García, Directora de The Circular Project, está convencida de que estamos en el buen camino para lograrlo. Y se lo está currando: acaba de celebrar la segunda edición de la Circular Sustainable Fashion Week Madrid, la alternativa a la anteriormente conocida como Pasarela Cibeles, y ya se va notando esa clara apuesta por el diseño y la creatividad. Como vamos a hablar en la entrevista, ya no es esa ropa feúcha de jipis come flores que se pensaba antes. Paloma abrió la tienda de The Circular Project hace seis años en el centro de Madrid con la fast fashion y el low cost en el punto de mira. Ella es también la presidenta de la Asociación Moda Sostenible Madrid en la que dan cursos de moda sostenible o crean proyectos textiles bajo los principios de la Economía del Bien Común y del Triple Balance, (MSMAD) y es co fundadora de la plataforma Slow Fashion World, que aboga por una moda “lenta”, ética, transparente y sostenible. Quédate a escuchar lo que hablé con ella y después acompáñanos a Carla Cervera y a mí porque te damos algunos tips prácticos, marcas chulas… y acabamos con final feliz, ¡y no es el que te estás pensando!

¿Cómo hemos llegado hasta esta situación en la que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, sólo por detrás del petróleo que ya es percibido por la opinión pública como tremendamente contaminante? 

Esto ha sido macerado durante dos siglos de revolución industrial, hemos estado en una huída hacia delante en ese mal entendido progreso en el que se empezó a producir ropa, pero llega un momento en el que esto se nos va de las manos, y se nos va de las manos desde España, con Amancio Ortega y su modelo de negocio. Crea Zara y empieza a externalizar toda la producción, a estresar la producción y a sacarla a quien la hace más rápido y más barato. Esto obliga al resto de grandes empresas a imitarle y seguir ese modelo productivo, a generar colecciones semanales. También a generar unas falsas necesidades en el consumidor de cambiar constantemente su ropero y de estilismo… Empezamos a entender nuestra manera de vestir como una carta de presentación muy exigente de cara a la mirada de los otros. Y esto supone una utilización de recursos exacerbada. Empezamos a necesitar muchísima más materia prima, unos procesos súper contaminantes de transformación, de tintes, con la cantidad de agua que se usa en la industria textil… un agua que luego se vierte a la atmósfera con mucha contaminación porque va cargada de productos químicos… Y sumado a todo lo que supone externalizar una producción, que supone muchísimo transporte de un lado a otro de nuestra ropa, y supone que un cinturón puede estar hecho la hebilla en Marruecos, el cinto en España, ensamblado en México y vendido en Alemania… Esto es una locura, y esto genera una huella de carbono brutal, con lo cual, si te pones a sumar todas estas emisiones de carbono a la atmósfera, se sitúan cerca de ser la segunda industria más contaminante del planeta. Y ese es el germen del punto al que hemos llegado, a considerarla una de las industrias más tóxicas que tenemos ahora mismo

La gente no tiene esa percepción de que esa “costumbre moderna” entre comillas del usar y tirar, sobre todo respecto a su ropa, sea altamente contaminante. Con el petróleo sí, pero no con la ropa. ¿Por qué?

Claro, pero no interesa que tengamos esa conciencia tan clara de lo contaminante que es el acto simple de vestirnos por la mañana. Cuando vemos un coche pasar por delante tenemos la conciencia plena de que ese coche está contaminando, pero cuando nos duchamos y nos vestimos AQUÍ CORTAR QUE LE ENVÍAN UN MENSAJE no tenemos esa conciencia. Pero es que tampoco interesa. Así como en la comida ya somos muy conscientes de que lo que nos llevamos a la boca tiene un efecto directo sobre nuestro metabolismo, con la ropa que nos ponemos no somos conscientes de que también tiene un efecto directo sobre nuestro metabolismo porque con el medio ambiente es brutal lo que causa. Hemos entrado en esta dinámica de usar y tirar: “total, para lo que me cuesta, no merece la pena. Compro otro y tiro este”. Estamos usando una media de 3-4 veces y luego o las regalamos o las tiramos a la basura con lo que eso supone de contaminación del terreno, con emisiones de sustancias tóxicas en su degradación… cuando tiramos la ropa, un porcentaje muy bajo se recicla y el resto acaba en los vertederos y acaba incinerado, con lo que eso supone de contaminación medioambiental. Lo que hace falta es comunicar, comunicar y comunicar que eso está pasando y que estamos en un modelo que está utilizando muchísimos recursos de la Naturaleza que ya no es capaz de darnos, que no es capaz de regenerarse… que le estamos quitando a la Naturaleza recursos que nunca va a volver a tener, y luego por otra parte, que no necesitamos tanta ropa como tenemos en nuestros armarios. Conciencia de consumir menos y consumir mejor.

¿Y crees que esa consciencia se está instalando? Decías en una entrevista en 2017 que el usar y tirar, o “donar a la beneficencia” como hacemos muchos, que no te hace sentir tan consumista y contaminante, tenía los días contados. ¿Realmente ves que existe una tendencia fuerte hacia consumir menos y mejor?

Sí sí, por supuesto. No podemos seguir así, está en riesgo nuestra propia supervivencia. En realidad, quien está en riesgo de extinción somos la especie humana, entonces o le ponemos freno a esto y empezamos a trabajar en una economía circular que realmente estemos trabajando en un circuito cerrado de uso de recursos, en los que demos un respiro a la Naturaleza y pueda regenerarse en unas condiciones óptimas, o no tenemos futuro como especie. Por eso están ahí los objetivos de desarrollo sostenible también, ¿no? Porque hemos llegado a un punto de no retorno. Evidentemente, desde mi punto de vista vamos súper lento – yo siempre digo que somos slow pero tenemos prisa -, porque esto lo estamos llevando de una manera muy calmada, cuando todos los científicos dicen que tenemos que reducir las emisiones de CO2 en un 7% para llegar en condiciones óptimas al 2030-2050 y realmente, la ambición de la Ley de Cambio Climático que tenemos es reducirlo en un 3%, que es hacer algo pero no nos soluciona prácticamente en nada. 

Sí sí, nos lo estamos tomando con calma como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. 

Ahí está, y como si viviéramos en un planeta infinito, cuando vivimos en un planeta finito. Y la moda sostenible viene a ejercer de Pepito Grillo y a decir que nuestra manera de vestir es completamente absurda, a poner a la persona en el medio, a romper los esquemas en cuanto a qué es estilo y qué es vestir bien, y estamos rompiendo fronteras, rompiendo barreras para que esto cada vez se conozca mejor. Es muy complicado pero no nos queda otra que reducirlo. Yo no sé si lo conseguiremos en el 2030, pero por lo menos hemos empezado a andar por el buen camino.

¿Y en qué punto crees que estamos en cuanto a la percepción popular y a la aceptación de la gente de que tiene que consumir moda sostenible y consumir más responsablemente?

Bueno, el confinamiento está jugando a favor de todas nuestras propuestas porque la gente está más receptiva a lo que decimos. Pero también es verdad que la pandemia ha supuesto el cierre de muchos negocios, la pérdida de empleo de mucha gente… con lo cual, su poder adquisitivo baja muchísimo y como hay en el ambiente esa idea de que vestir sosteniblemente o cambiar a un armario sostenible es más caro, pues se tiran siempre a por las ofertas fast fashion y low cost, que además son como estas voces de sirenas que llaman diciendo “ven, que te lo vas a llevar muy barato y te lo vas a llevar en un suspiro”. Entonces tenemos una competencia muy salvaje, porque les está creando la ilusión de que están comprando barato y que están comprando bien cuando en realidad están comprando muchísimo más caro, porque se llevan una prenda que a los dos días no les va a valer,se va a estropear… No se llevan una prenda de calidad, con lo cual eso les obliga a seguir consumiendo, y a la larga esa prenda les sale más cara.

Ese “lo barato sale caro” que nos decían nuestras madres es tal cual.

Ahí está, y cuando tú compras una prenda que sabes quién te la ha hecho, que está hecha con una materia prima de alta calidad, que te va a durar en el tiempo, que es atemporal, en realidad estás ahorrando. Claro, existe esa idea generalizada de que es una ropa feúcha, y para nada, porque el ecodiseño está cada vez mejor trabajado y hay una oferta cada vez más amplia… entonces yo creo que por un lado se ha abierto la mirada hacia qué estamos haciendo con nuestra vida y con nuestro planeta, y por otro lado, es esta lucha del bien y del mal, las grandes están luchando con esa pérdida de poder adquisitivo y esas rebajas tan salvajes, que lo que hacen es consumir muchos recursos pero no trabajar para minimizar esos impactos negativos de la industria textil… yo creo que vamos a tener unos meses de inflexión, pero a la larga esto a venido a jugar a nuestro favor, porque muchas miradas se han vuelto hacia todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad en cualquier sector, y en la moda lo mismo.

Decías antes que existía la percepción de que era ropa feúcha, pero que sí que es cierto que se está incorporando el diseño y la creatividad a esta moda sostenible, ya no es solo una cosa de hippies.

Al principio había mucho rechazo, porque estaba muy unido al movimiento ecologista, y como que no se primaba tanto ese estilo, ese diseño, sino que se primaba más el mensaje medioambiental que llevaba. Ahora va de la mano. Toda diseñadora de moda sostenible sabe que nadie se va a llevar a casa algo que no le parezca bonito, algo que no le siente bien. El ecodiseño está cada vez más elaborado y proponiendo propuestas increíbles, como puede ser el patronaje cero: prendas hechas casi como si fuera un origami en el que no se genera ningún tipo de residuo, y a la vez te crea un diseño súper bonito, elegante, o que va con tu manera de ser, con tu día a día… ahora mismo se encuentra una gran variedad de diseño. Lo que sí que es verdad es que hay pocos puntos físicos de moda sostenible como puede ser The Circular Project, que es un espacio que también está auditado por la economía del bien común, utilizamos la herramienta triple balance en la que se demuestra que lo que estamos vendiendo es así, es decir, tenemos unos papeles que nos lo avalan y que homologamos a las marcas con las que trabajamos y que presentamos… pero online cada vez se pueden encontrar muchas más cosas y muchísima más oferta.

¿Qué requisitos debe cumplir una prenda para ser considerada moda sostenible?

Cuando una prenda entra en The Circular Project, ha pasado por un proceso de homologación, y nosotros ejercemos de garantía. Una marca de moda sostenible es aquella que tiene muy asimilado el impacto que tiene la creación de una prenda de ropa y minimiza todos los aspectos negativos que pueda haber: ecológicos, económicos y sociales. Para ello, trabaja con telas que están hechas bajo estas premisas, reduciendo los impactos medioambientales, los consumos energéticos, cultivos orgánicos… o materias primas recicladas, es decir, reutilizando tejidos. Luego el patronaje también se ha tenido en cuenta intentando no generar ningún tipo de residuo, el transporte, el packaging, la manera de comunicarse… y que es un proyecto con un planteamiento holístico, un proyecto 360º en el que cualquier aspecto tiene mucha importancia: desde cómo haces tu colección hasta con quién te relacionas. Es decir, no es admisible que, si yo tengo una marca de moda sostenible, esté haciendo negocios o la esté poniendo a disposición de los consumidores en una plataforma que a priori es totalmente insostenible, ¿no? No quiero dar nombres, pero hay plataformas que están contaminando mucho, que generan mucha precariedad salarial… tiene que tener todo una coherencia, con quién te relacionas y de qué manera, y cómo presentas esa colección al público. Luego también trabajan con producciones muy pequeñas, casi bajo demanda, para no generar excedentes. The Circular Project shop no hace rebajas. Garantizamos durante todo el año que los márgenes de beneficio de cada parte implicada en esa colección han sido los márgenes justos y que todos van a cobrar lo que tienen que cobrar en la creación de esa colección. Con lo cual no nos podemos permitir hacer rebajas. En el momento en que una prenda que tenemos en tienda rebaja su precio es porque la diseñadora quiere al menos recuperar una parte de lo invertido, pero no porque esa colección haya esta sobrevalorada, que es lo que pasa ahora en las grandes cadenas. Cuando a ti te están haciendo un descuento del 50% sobre una prenda, tienes que tener en cuenta que ellos van a seguir ganando dinero. Imagínate los sobrecostes que están metiendo en una prenda convencional. Y lo triste de todo esto es que la persona que está al final de la cadena realmente está trabajando en unas condiciones muy lamentables. Cuando tú pagas 10€, 8€ por una prenda, tienes que tener en cuenta que lo que estás dejando de pagar por esa prenda, alguien lo está pagando con sus horas de trabajo y con su vida, prácticamente.

Lidia Firth, directora creativa de Eco-Age, afirma en el documental True Cost que “es imposible que las marcas de moda rápida cambien si no cambian su modelo de negocio, porque es imposible reducir esos enormes volúmenes de forma ética”.

Totalmente de acuerdo. Se empiezan a dar cuenta pero es muy complicado cambiar esas estructuras, esos grandes monstruos que son las grandes industrias del textil. Pero no se les mete en la cabeza que la sostenibilidad es dejar de producir y consumir como lo estamos haciendo: es decrecimiento. Una palabra bastante antipática para todos ellos. Tenemos que intentar decrecer y hay que dedicar esfuerzos, inteligencia, a pensar cómo hacerlo: cómo hacerlo sin que la mano de obra sufra, porque hay mucha gente trabajando para estas grandes cadenas, que tienen que tener una salida, tenemos que generar empleo verde y eso es lo complicado. Yo soy de la opinión de que hay que tender puentes. No es lo mismo yo, que he empezado ya con el halo sostenible y de santidad desde el primer momento: lo estoy haciendo bien porque he partido de 0, que meterte en una gran cadena de estas e intentar cambiarla desde dentro. Yo no me cambio por ninguno de ellos, es complicadísimo.No hay que perderles de vista y hay que estar siempre vigilándoles, pero también ser un poco compasivos con lo que está pasando. Eso necesita un periodo de transformación. Aún así les queda mucho camino, la inercia es súper poderosa… es lo que decía Einstein “ si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, y yo creo que es lo que les está pasando a ellos, que quieren resultados distintos pero sin perder su manera de trabajar hasta ahora. Y su manera de trabajar hasta ahora nunca ha puesto en riesgo su cuenta de resultados, todos los años presumen de haber subido la facturación, de haber hecho más prendas… y eso es inadmisible, es insostenible… no puede seguir así. Tienen que pegar el frenazo.

¿Quieres escuchar la entrevista a Paloma García y la conversación con Carla Cervera, y la sorpresa que tenemos preparada? ¡Dale al play!

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Gracias por llegar hasta aquí, y no te pierdas el próximo episodio porque tenemos un especial moda e imagen y mujer y una invitada que es un bombazo y muy pronto te desvelaré.

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MARCAS MENCIONADAS:

La de los vestidos con telas de los años 70: Christy Dawn

Krizia Robustella

Andrés Gallardo

The Nude Label

Paloma Wool

About Arianne

Sursac

BIBLIOGRAFÍA:

https://thecircularproject.com/noticias/

https://www.modaes.es/back-stage/slow-fashion-world-echa-a-andar-para-promover-las-practicas-sostenibles-en-la-industria-de-la-moda.html

https://www.lasprovincias.es/tecnologia/emprendedores/fast-fashion-cost-entrevista-mujeres-innovacion-20191231112436-ntrc.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.lasprovincias.es%2Ftecnologia%2Femprendedores%2Ffast-fashion-cost-entrevista-mujeres-innovacion-20191231112436-ntrc.html

Waste Free Planet

Trash is for Tossers

Ethicaltime – plataforma para comprar moda sostenible

Minimalism brand

¿Qué llevas puesto? La moda sostenible como herramienta de transformación social https://www.elsaltodiario.com/comercio/paloma-garcia-moda-sostenible-como-herramienta-de-transformacion-social

Paloma García López: «Nuestra moda quiere ser atemporal» https://www.culturajoven.es/paloma-garcia-lopez-nuestra-moda-quiere-ser-atemporal/ 
“El usar y tirar está pasado de moda” https://elcorreodelsol.com/articulo/el-usar-y-tirar-esta-pasado-de-moda

4 comentarios

  1. Ana

    Muy interesante el reto que aceptáis al final del podcast! A mí me gustaría saber todo el proceso de fabricación de un abrigo o de un jersey de lana, desde el diseño hasta la llegada a la tienda física. Gracias!

    • Paula

      Uy, qué interesante!! Aunque creo que será para un curso más avanzado de moda jeje de momento nos atrevemos solo con cosas pequeñitas! Muuuchas gracias por el comentario 🙂

  2. Nuria

    Hola!! Las marcas de los diseñadores que habéis dicho no las has nombrado en el texto no??hay alguna que no encuentro porque no se entiende bien en el podcast.

    Mil graciassss

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