Este es el último de los 3 capítulos de introducción antes del estreno de la nueva temporada, que será el miércoles 3 de abril con un temazo y una súper invitada… hasta entonces, ¡disfruta de la Semana Santa!
Si pensabas que la lucha contra el calentamiento global es un invento de los hippies para lograr que dejemos de ir de compras al centro comercial los domingos y llevarnos bolsas petadas del Primark o comprar en SheIn; para que nos congelemos de frío por no poner la calefacción al máximo durante todo el día; para que dejemos de hacer vuelos baratos de finde cada vez que podamos en Ryanair o quien pueda jet privado para evitar atascos y evitar viajar con gente y bueno, básicamente, para que volvamos a vivir como en la edad de piedra… ¡no desesperes!
Podemos convertir todo este asuntillo aburrido de la reducción de las emisiones de combustibles fósiles, de consumo y desecho de productos, de comer menos carne… ¡en un negocio! Sí humanitos y humanitas, si conseguimos plantar un montón de árboles en los países en vías de desarrollo, o comprarles el crédito que les sobra para emitir gases de efecto invernadero, o incluso no dejarles que exploten sus recursos energéticos porque son contaminantes y ya lo hacen empresas de países súper desarrollados porque para eso tienen los recursos y la tecnología… ¡podremos seguir quemando rueda como hasta ahora! De manera totalmente legal y, lo más importante, nos sentiremos bien con nosotros mismos, estaremos ayudando a los países pobres y los consumidores de nuestros países desarrollados seguirán consumiendo sin temer hacerle daño al planeta y en el futuro achicharrarse en pleno febrero y no tener agua para beber. Se llama ‘colonialismo verde’ y como hemos puesto la palabra ‘verde’ en el nombre, es ecologista, y es bueno.
Pero espera espera, ¡que no te he saludado! Hola, soy Paula Martín, periodista especializada en radio y podcasting con formación en Antropología Sociocultural, y lo que más me interesa es la época que vivimos, el Antropoceno, en la que nuestra especie es la primera fuerza de la Naturaleza, capaz de cambiar el planeta Tierra prácticamente a su antojo.
Esto es ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?, el podcast en el que descubriremos cómo en los países más desarrollados hemos transformado el colonialismo que practicaron las grandes potencias europeas con sus imperios y que se desintegró casi totalmente durante el siglo XX, en un colonialismo 2.0 en el que seguimos explotando a los países en vías de desarrollo pero esta vez, por un buen motivo, ya sabes, salvar al planeta… y a nuestras empresas más contaminantes.
Bueno entonces, ¿de qué estábamos hablando?
Ah sí, te estaba explicando…
¿Qué es el colonialismo verde?
Sí, lo sé, los imperios colonialistas se desintegraron hace tiempo y todas las colonias se independizaron y a día de hoy son países independientes… con algunas excepciones y relaciones híbridas con algunas antiguas metrópolis.
Pero las relaciones entonces asimétricas de violencia explícita y sometimiento estructural, se reproducen en la actualidad, ahora son más sutiles, desde el derecho internacional, desde el libre comercio, pero buscan de nuevo la repetición de patrones extractivistas – de combustibles fósiles, de minerales, de tierras – y la imposición de soluciones a problemas que esos mismos países no solo no han creado… sino que serán los primeros en sufrir. Y con ‘problema’ me refiero al calentamiento global.
¿Y cómo se enfrenta al calentamiento global el Norte rico? Actualmente, mediante la acumulación de materias primas, recursos, reservas energéticas, tierras, reservas de agua… en una clara acaparación de recursos para blindar a sus países contra los peores efectos de la emergencia climática… a costa, nuevamente, de los países pobres del Sur global.
Sobre todo lo vemos aplicado a las políticas energéticas: mientras los países europeos extraen y explotan sus propios recursos fósiles o los de otros países, apoyan que países en vías de desarrollo no puedan hacer lo mismo, argumentando que debemos todos reducir al mínimo la emisión de gases contaminantes. Y en su lugar, que apuesten por las energías renovables como huertos solares, parques eólicos o incluso proyectos relacionados con el hidrógeno verde que es la tecnología más avanzada y complicada de utilizar. Además todo esto no tiene sentido, ya que se necesitan centrales eléctricas para garantizar el funcionamiento de estas otras energías renovables cuando no haya viento o sol, y las eléctricas a su vez, funcionan con combustibles fósiles.
La energía ‘sucia’ que ha impulsado las economías del primer mundo la podemos usar nosotros, no ellos. De hecho, se quiere impedir que países en vías de desarrollo exploten sus propios yacimientos de gas natural o petróleo, pero las empresas europeas o americanas, que tienen esos yacimientos bien cartografiados, se ofrecen a hacerlo porque tienen los recursos económicos y tecnológicos necesarios, y luego le pagan unas regalías al país de origen de la energía y chinpún, como han venido haciendo hasta ahora. Esas mismas regalías, que son peanuts comparado con los beneficios que se producen, normalmente acaban en los bolsillos de las élites militares, políticas y económicas del país en cuestión. Es decir: nosotros seguiremos buscando gas y petróleo, quemándolos a todo meter para garantizar nuestro estilo de vida y siendo ricos, vosotros seguiréis siendo pobres, nuestras empresas seguirán explotando vuestros recursos, limpiaremos nuestra conciencia y sobre todo nuestra imagen enviando unos pocos dólares y construyendo megaproyectos de energías renovables que desplacen a la población con nuestras propias empresas, y de esta manera seguimos perpetuando el colonialismo como siempre se ha venido haciendo durante toda la triste historia del imperialismo. Y todo, de manera absolutamente perversa, en nombre de la justicia climática.
Sí, los países pobres del mundo serán los que más sufrirán las consecuencias catastróficas de la emergencia climática, pero esto se debe precisamente a que son pobres y sus infraestructuras no están preparadas para imprevistos y fenómenos climáticos graves, no porque hayan contribuido en gran medida a la emisión de gases de efecto invernadero, ya que precisamente, los países del África subsahariana son responsables de menos de un 1% de las emisiones de carbono acumuladas a lo largo de la historia. Ni triplicando sus emisiones podrían ponerse al nivel de despilfarro de energía que se da en los países ricos, ¡solo aumentarían otro 1%!
Además, existe la tendencia a desviar la atención de la medida más inmediata y que es la realmente responsable del calentamiento global, que es reducir al mínimo las emisiones de gases de efecto invernadero, por medio de las Soluciones Basadas en la Naturaleza como los mecanismos de compensación de carbono o los mecanismos de desarrollo limpio, entre otros incentivos de mercado. Ahora hablaremos de ellas.
En resumen, el norte rico global ha provocado el cambio climático, y, cuando empujado por sus propias sociedades de consumidores que han tomado conciencia del peligro que se cierne sobre sus generaciones futuras, y cuando empiezan a sufrir cuantiosos gastos y pérdidas por el impacto del calentamiento global, entonces despierta y decide que la lucha contra esa emergencia climática se va a jugar lejos de casa, en el sur pobre global, y que los países occidentales seguirán como hasta ahora, pero limpiarán su imagen de nuevo sometiendo a sus soluciones interesadas a la población, recursos y tierras de las naciones pobres que aún hoy tratan de salir de la alargada sombra de la colonización.
Soluciones Basadas en la Naturaleza
El sistema de normas, sanciones y umbrales propuesto por los movimientos ecologistas de los 70 fue sustituido desde el Protocolo de Kioto en 1997 por un sistema de mecanismos de mercado que los actores adoptarían “voluntariamente”, simplemente porque eran rentables.
La expresión “soluciones basadas en la naturaleza” apareció por primera vez en 2009, en una ponencia elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) de cara a las negociaciones internacionales sobre el clima.
Sabemos que la única manera de frenar el avance del calentamiento global es reducir lo más posible las emisiones de CO2, gas metano y otros gases de efecto invernadero o GEIs, en su mayoría provocados por la quema de combustibles fósiles. Pero lo que apoyan las petrolíferas, grandes industrias y otras empresas cuyo negocio depende de utilizar estos combustibles es darle la vuelta a la tortilla: como hay muchos gases de efecto invernadero y sabemos por ejemplo que los bosques son excelentes a la hora de capturar el CO2 y transformarlo en oxígeno, lo que se llama sumideros de CO2, lo que tenemos que hacer es plantar muchos árboles, creando áreas protegidas o restaurando la naturaleza, para que podamos seguir emitiendo CO2 a espuertas y serán los bosques de un lado del mundo los que absorberán los gases del otro lado del planeta.
Se hacen especulaciones sobre cuántos gases absorberá ese bosque, quién lo habría talado y cuántas emisiones se habrían dejado de capturar, y todo tipo de cálculos artificiales que sirven a la creatividad contable de estas empresas. Lo que no dicen es cuántos de esos árboles llegarán a la edad adulta, y sobre todo a la edad en la que son capaces de absorber ese CO2, que a veces son décadas.
Sin embargo, estas soluciones no permiten reducir la emisión total de CO2; las emisiones de los combustibles fósiles siguen aumentando y el carbono almacenado en los árboles y otros “ecosistemas naturales” se libera muy fácilmente con los incendios y otras perturbaciones. También puede dar pie a vastos monocultivos de árboles de crecimiento rápido.
Se ha vendido la idea de que esta es una manera realista y efectiva de hacer frente a la crisis climática, pero en la práctica se ha convertido en una manera de evitar afrontarla, pues resulta que ofrece una solución fácil que no implica reducir la quema de combustibles fósiles, que es la única respuesta real. Por ello, las empresas pueden seguir como si nada, emitiendo cada vez mayor cantidad de gases de efecto invernadero, siempre que planten algunos árboles o pongan en marcha algunas acciones de Responsabilidad Social Corporativa, que en la práctica muchas veces es puro greenwashing.
Además, se ha creado todo un mercado perverso en torno a estos créditos, ya que se pone precio a la Naturaleza y se les compran a los países en vías de desarrollo sus créditos sobrantes (que son muchísimos porque no tienen la capacidad industrial de emitir tanto como en los otros países mega industrializados)
¿Cómo funcionan las Soluciones Basadas en la Naturaleza?
Se trata de cálculos en torno a las emisiones de carbono que se revisten de medidas buenistas como plantar árboles, crear reservas de vida silvestre y otros, para ocultar que lo que se quiere es que todo siga como hasta ahora y las empresas no tengan que implementar reducciones drásticas de las emisiones. En cada nueva cumbre del clima fallida, que nuevamente es acaparada por las grandes multinacionales, petrolíferas, petroestados y los mismos poderosos agentes que buscan que nada cambie en realidad, seguimos dándole una patada a la pelota (o la patata caliente) del calentamiento global, y procrastinando el verdadero problema y la toma de soluciones reales.
Cada país tiene una cantidad de créditos para poder emitir una cantidad determinada de gases de efecto invernadero, y claro, si en el Chad no emiten suficientes toneladas de CO2, metano y otros gases pesados causantes del cambio climático, esos créditos pueden ser subastados y comprados por Canadá, por ejemplo, que podrá de esta manera emitir la cantidad de GEIs que tenía ya calculada, un poquito más.
¿Cómo se ven afectados los ecosistemas y los pueblos originarios?
La Ley de Materias Primas Críticas fue aprobada el pasado 12 de diciembre por el Parlamento Europeo, y según denuncia un informe publicado esta semana por el Transnational Institute, sigue la misma lógica de comercio e inversión de siempre, al tiempo que es incompatible con la reducción de emisiones. ¿Qué ha hecho Noruega acto seguido? Anunciar que seguirá intensificando la búsqueda de materiales preciosos en las aguas profundas, lo cual podría tener consecuencias desastrosas para el ecosistema marino.
Pero, como se trata de asegurar una transición ecológica a un futuro verde, vale la pena, y anticipa un acuerdo futuro de minería, a pesar de que medidas de este calado puedan supenar la explotación de ecosistemas y la violación de derechos humanos, especialmente en comunidades indígenas.
De hecho, proyectos como el mega parque eólico que se quiere construir precisamente en Noruega, en tierras de migración de renos que son la base de la subsistencia del pueblo sami del que ya te hablé en una recomendación de una peli, amenazan el estilo de vida y los territorios de pueblos originarios, que han llamado la atención sobre lo que denominan, “paradoja del colonialismo verde”. En 2018, la presidenta del Parlamento Sami de Noruega, Aili Keskitalo dijo “El colonialismo se ha vestido de bonitas galas verdes y nos dice que tenemos que renunciar a nuestros territorios y nuestros medios de vida para salvar al mundo debido al cambio climático”, argumentó, y se refirió a proyectos como las granjas de turbinas eólicas. Y añadió: “Como pueblo indígena, no solo soportamos la carga del cambio climático, sino también con la carga de la mitigación, o la reacción del mundo al cambio climático”.
Bueno, lo voy a dejar aquí porque el tema es extenso y súper espinoso y en las notas verás la bibliografía, con gente listísima que ha investigado y se ha partido los cuernos para explicar este tema en profundidad. Espero haber podido dar una introducción y explicación para hacerlo sencillo y que te haya resultado interesante! La semana que viene estrenamos temporada y espero que te encante el tema porque es un temazo, y la entrevistada una tía súper maja que ha escrito sobre el tema y vamos a abrir unos cuantos melones juntas. Un abrazo fuerte y nos escuchamos pronto!
Bibliografía
artículos
https://www.elsaltodiario.com/desconexion-nuclear/el-colonialismo-verde-que-viene
https://www.survival.es/articulos/SBN-colonialismo-verde
Colonialismo verde raíces históricas, manifestaciones actuales y su superación https://www.fuhem.es/papeles_articulo/colonialismo-verde-raices-historicas-manifestaciones-actuales-y-su-superacion/
https://theconversation.com/el-dano-colateral-de-los-pactos-verdes-el-colonialismo-ambiental-161764
Green colonialism in Latin America? Towards a new research agenda for the global energy transition https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8741357
Samis contra el “colonialismo verde” https://www.lavanguardia.com/internacional/20210119/6184974/samis-colonialismo-verde.html
El «colonialismo» energético que hunde la transición verde en África
Más allá del colonialismo verde : justicia global y geopolítica de las transiciones ecosociales / Miriam Lang … [et al.] ; editado por Miriam Lang ; Breno Bringel ; Mary Ann Manahan. – 1a ed. – Ciu-dad Autónoma de Buenos Aires : CLACSO, 2023
vídeos
COP27: Indigenas defensoras de la tierra critican las “soluciones climáticas del colonialismo verde” https://www.youtube.com/watch?v=onw3pIjA7E4
El «colonialismo» energético que hunde la transición verde en África
El tiempo, la propiedad y la identidad de los pueblos indígenas | Félix Díaz | TEDxRiodelaPlata https://www.youtube.com/watch?v=OVddt-bux7M&t=1s
podcast La contracrónica “El colonialismo verde” https://www.youtube.com/watch?v=LHBI0uKgJow
¿Transición verde o colonialismo verde? Ecologistas en Acción https://www.youtube.com/watch?v=pT439q0vfQs
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