¿Cuál es en realidad mi mejor versión?

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mi mejor versión

¿Alguna vez te has encontrado con esta frase? “consigue llegar a ser tu mejor versión” ¿Estás trabajando en ello activamente? ¿Acaso estabas buscando más material para desarrollar aún más tu potencial… y te has encontrado con este podcast? ¿Podrías decirme en qué metaverso o realidad paralela existe ese yo que es mejor que este yo? ¿Es posible que existan varias Paulas por ahí, unas mejores que otras, distintas de otras… y según qué parámetros medimos cuál de ellas es de verdad mejor que la otra?

Vale vale, no estoy loca ok? Déjame que te explique a qué viene todo esto y primero, déjame que te dé la bienvenida a este nuevo episodio de “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?”, el podcast en el que hoy voy a reflexionar sobre ¿Cuál es en realidad mi mejor versión?, sobre aprender y mejorar a todos los niveles y sobre cómo esto del crecimiento personal se ha convertido no sólo en una industria muy lucrativa, sino que nos convierte a todos y todas en diligentes trabajadores y engranajes del capitalismo que se autoexplotan en cada minuto de su existencia con el loable objetivo de ser mejores de lo que ya son porque, ya sabes, nunca somos lo suficientemente buenas!

Hola humanita o humanito, soy Paula Martín, periodista especializada en radio y podcasting y antropóloga sociocultural súper interesada en el Antropoceno, o sea, en la época que estamos viviendo desde que comenzamos a quemar combustibles fósiles a todo trapo y que ha creado la crisis más importante para la supervivencia de la Humanidad desde que homo sapiens apareció como especie, es decir, el calentamiento global.

Espero no haberte espantado con ese inicio tan loco, pero este tema del crecimiento personal, de convertirte en tu mejor versión, de diseñar el futuro que quieres, de ser la arquitecta de tu vida perfecta… puede llegar a ser bastante confuso… así que vamos a empezar por el principio.

¿Qué es eso de “mi mejor versión”?

No sé si tú que estás escuchando este podcast has oído hablar de esta expresión, pero he tenido ocasión de preguntar a la gente por la calle si habían oído hablar de “mi mejor versión” y qué era eso para ellos y nadie me miró como si estuviera loca, de 10 personas que pregunté al azar – todas en edad laboral activa, eso sí -, un 80% sabía que tenía que ver con el desarrollo personal y con los libros y cursos de autoayuda y filosofía empresarial, y todo el mundo tenía una idea, aunque fuera muy personal, de qué era esto, si bien no todos estaban de acuerdo o estaban trabajando en un proyecto de desarrollo de su potencial pleno. 

Es decir, más o menos todos aquellos que formamos parte de la fuerza laboral activa tenemos una cierta idea de que existe la posibilidad de trabajar sobre nosotros mismos para ‘mejorar’. ¿Y a qué me refiero con ‘mejorar’? Pues no me refiero al típico “estudiar inglés”, aunque mejorar tu inglés ya sabemos que hoy en día es como un filtro que ponen las empresas para contratar, a veces un poco sólo por filtrar.

Bueno, una chica de mi edad más o menos me habló de “estar bien y tranquila consigo misma dentro de sus imperfecciones”; una mujer de más de 50 me dijo que su mejor versión eran los mejores valores, cualidades, características que ya tiene, de encontrar un propósito para tu vida y disfrutar del camino; un chico de veinti pocos me habló de ser mejor persona y contribuir a la sociedad… y este chico ya se estaba acercando un poco más a la verdadera filosofía de vida detrás de este concepto de tu mejor versión, pero los que realmente estaban muy dentro fueron un chico y una chica de alrededor de 20 años, que estudiaban empresariales y que no solo estaban súper de acuerdo con esta idea, sino que la practicaban activamente estableciendo objetivos tanto personales como físicos, profesionales, de estudio… y ponían en marcha distintas técnicas y herramientas para trabajar duramente y de forma muy constante en conseguir alcanzar esas metas. 

Las palabras que más escucharás cuando te zambulles en este mundillo de la mejor versión de ti misma son metas, objetivos, motivación, potenciar, desarrollar, entrenar, crecer… abrazar el cambio y salir de tu zona de confort, marcar la diferencia, pasar a la historia, nuevos retos, esfuerzo duro, trabajar sin descanso, no te puedes rendir, tú puedes, los límites están en tu cabeza, creencias limitantes, puedes conseguir todo lo que te propongas,

una vida llena de abundancia, no aceptar los límites… voy a tomar aire que estoy agotada y no sólo de decir toda esta retahíla de conceptos. Es que trabajar sobre ti misma para mejorarte es un esfuerzo que ni las doce pruebas de Hércules… y aunque tengas objetivos y los logres cumplir… el trabajo nunca acaba realmente. Porque… ¿quién dice cuándo eres lo suficientemente buena como para ser tu mejor versión?

Tu mejor versión como persona, como hija, como madre, como hermana, como esposa, culturalmente, físicamente, espiritualmente, profesionalmente… el desarrollo personal es una filosofía que emana de la mentalidad empresarial, y especialmente del emprendimiento, como veíamos con estos chicos que entrevisté… y que se extiende a todos los aspectos de tu vida, de forma que tienes que ser todo lo buena que puedas ser en todos los ámbitos de tu vida, no te puedes conformar con un aprobado raspado en algunas cosas o con un siete en la mayoría, tienes que ir a por el sobresaliente y no aceptar ningún tipo de mediocridad o quedarte en la media. 

Esta filosofía te anima a tomar el control sobre tu propia vida, sobre tu presente, pero sobre todo sobre tu futuro, a crear una visión en tu cabeza y a organizar toda tu vida en torno a unos objetivos que tienes que alcanzar mediante técnicas, herramientas y un concienzudo diseño de tu YO global que no deje nada al azar. Un YO que te hará alcanzar el éxito y una ansiada felicidad que son, al fin y al cabo, los fines que TODOS deberíamos alcanzar. ¿Y cuando los hayamos alcanzado qué? Te preguntarás. Bueno, no lo sé, serás feliz y ya no tendrás que hacer nada más, supongo. Beberás martinis en una copa con sombrillita mientras te abanican porque estás tomando el sol en la piscina de tu mansión.

No he leído nada al respecto de qué pasará el día después de haber alcanzado el éxito y la felicidad, esta idea de la mejor versión es como la del progreso, es lineal y va siempre hacia delante y hacia arriba… pero claro, la vida es de todo menos lineal, es cíclica, hay arribas y abajos todo el rato… Yo, que soy un poco mal pensada, me imagino que será porque el objetivo real de toda esta filosofía o mentalidad es que te sientas siempre insatisfecha contigo misma, con tu vida, que tus objetivos se muevan siempre un poquito más lejos de ti. Para que tengas que seguir esforzándote siempre, para que nunca dejes de trabajar ni de producir.

¡Uy! ¿He dicho producir? Dónde tendré la cabeza, de verdad…

https://youtu.be/FTJur7NjCgE

Mejorarte a ti misma

Y tú que me escuchas, que quizá hasta ahora estabas más o mejor ok contigo misma, satisfecha con tu trabajo, chill con tu familia, habías aceptado tu cuerpazo en bikini y oye, ni tan mal, de repente te estás enterando de que NO ERES LO SUFICIENTEMENTE BUENA. Ojo, que no lo digo yo eh? 

A ver, que en sí mismo, el interés por mejorar, por conocerte a ti misma, por aprender y ser más sabia… yo estoy súper a favor y me parece muy loable, de hecho es algo que creo que todos deberíamos tener la humildad y las ganas de hacer para ir tratando de compensar nuestros defectos, aprender de nuestros errores y ser mejores personas para nuestros seres queridos y dentro de la sociedad. Lo que de toda la vida se conoce como la sabiduría de la experiencia.

Pero a mí lo que me rechina es este afán y esta ansiedad por mejorar EN TODO, a todos los niveles, estos mensajes de “echarle huevos” a la vida, salir de tu zona de comfort (quien la haya encontrado, que a mí me parece un triunfo hacerte un hueco en la vida donde estés cómoda), estos mensajes de rechazo de lo que está en la media, de compararse con el resto, de soñar a lo grande… que llevan muchas veces directamente a la frustración y la infelicidad.

Vamos a ver, ¿qué hay de malo en ser del montón? ¿Tenemos que ser todos líderes y ganar un millón de euros? Ya sé que la idea del éxito es distinta para cada uno pero… si una se pone a soñar a lo grande como te empujan a hacer con todo este marketing motivacional, pronto escapas de la realidad y tu visión se pone un poco delirante… no podemos tener éxito EN TODO, hay ciertas cosas que sabremos hacer mejor que otras, puede que tengamos un talento o un genio oculto que nos haga destacar del resto… pero la mayoría de la gente estará en la media en la mayoría de los aspectos… y eso… ¡está bien! 

De hecho, la mayoría de nosotras y nosotros no conoce su “ser auténtico”, como Mike Bayer te empuja a descubrir en  “Tu mejor yo”. Conocerse bien a una misma es un proceso que dura toda la vida, y sinceramente, por leerte unos cuantos libros de autoayuda que te explican cómo conocerte en diez pasos, no vas a acelerar el proceso. Tampoco ir a terapia durante diez años seguidos, como hablé con María Gómez en el capítulo anterior… es más, creo que escarbarse demasiado en la mente no es tan sano… el autoconocimiento debe ser un proceso orgánico, a través de experiencias y reflexión propia… si tienes herramientas para hacerlo, genial, pero esto es como los hipocondríacos… si te miras demasiado a ti misma, siempre vas a encontrar algún dolor o algún síntoma que puedes confundir o malinterpretar.

Y por otro lado, ¿acaso nuestros defectos, errores, debilidades, inseguridades y otras características propias no positivas no forman parte de nosotras mismas? Yo tengo mogollón, seguro que tú también, y trato de conocerlos, limarlos para que no afecten demasiado a mi trabajo y a los otros, que no me hagan sufrir… ¡pero son míos! Son rasgos también distintivos de mi carácter, de mi persona… y no me gustaría hacerme la cirugía plástica o ponerme un filtro y parecerme a cualquier otra persona que “ha trabajado mucho en sí misma”.

De hecho, con este ‘a ti misma’ llegamos al individualismo, que es clave en esto del crecimiento personal… el hecho de que se te anime constantemente a conocerte a ti mismo, porque “si tú no estás bien, no vas a poder ayudar al resto” me parece una falacia tremenda… somos un ser social, sin la interacción con los otros no vamos a ningún lado, por mucho que nos digan que “tú puedes con todo”. No podemos solas con todo, y yo soy la primera que se creyó que podía sola con todo y así puse en marcha este podcast en el que hago absolutamente todo yo sola… y sinceramente, no soy la mejor en todos los aspectos que conforman publicar un podcast ni muchísimo menos, y tengo la certeza de que, de haber hecho este proyecto con un equipo en el que cada una hiciera lo que mejor se le da, hubiera llegado mucho más lejos de lo que llevo andado. ¿Estoy orgullosa de lo que he conseguido hasta ahora y he aprendido muchísimo? Sí. Pero ya sabes, “sola vas más rápido, acompañada vas más lejos”. Y además, ¡no te revientas por el camino! Pero bueno, en mi caso, no fue el ansia de ser superwoman lo que me empujó a hacerlo todo sola, sino  mis circunstancias. Pero esa es otra historia.

Otro de los mantras del crecimiento personal es “tus relaciones personales deben nutrirte y hacerte crecer”, Mike Bayer te anima a cultivar el “arte” y la “actividad” de la socialización porque puede ser beneficioso para ti… pero este afán utilitarista por considerar todo y a todos como un instrumento para tu beneficio personal individual no deja de ser algo artificial, porque las relaciones personales son fluctuantes y cíclicas, y no siempre van a ser beneficiosas para ti como tú no siempre vas a ser “nutritiva” para tus amigos y seres queridos… a veces pedirás más de ellos y viceversa, a veces te portarás mal o tendrás que echar un cable a alguien que es un desastre… pero eso no significa que esa relación no sea valiosa o que debas evaluar constantemente si te merece la pena o no, porque… somos personas, no contactos de trabajo o robots. No somos ‘personas vitamina’, somos seres humanos. Podemos ser mejores o peores de manera circunstancial… y eso es totalmente válido.

También hay consejos valiosos que nos pueden ayudar a enfrentar situaciones o problemas, por ejemplo la autora de libros de autoayuda y asistente social Brené Brown da charlas animando a ser valiente y exponer tu vulnerabilidad, ya que de esa forma podrá surgir la creatividad y la innovación. Yo estoy a favor, pero cuidado con a quién le estamos diciendo que se arriesgue, que se exponga, que sea valiente… no todo el mundo está bien y fuerte emocionalmente o en una situación socioeconómica en la que sea capaz de arriesgar, fracasar y no quedarse en la puñetera calle o querer tirarse por un puente. Me parece irresponsable y egoísta decirle a alguien que viene de un entorno sin recursos, que no tiene una red de seguridad económica, que ha sufrido y tiene un trauma no resuelto, que “los límites están solo en tu cabeza” y que tiene “creencias limitantes” que son las que le impiden vivir la vida que desea. Porque el deseo es libre, pero hay muchos límites que son reales y objetivos, como las necesidades básicas… que ojalá que existieran solo en nuestra mente. Y en una sociedad en la que sólo se valora el éxito, fracasar es una opción que solo los muy ricos y afortunados tienen.

La trampa del perfeccionismo

Y aquí llegamos a la trampa del perfeccionismo, que en mi opinión tiene que ver con llegar a ser la mejor versión de ti misma, porque… esa versión perfecta de ti no existe, como no existen los ideales que nos marcamos los perfeccionistas. Y, si eres tan perfeccionista como yo, sabrás que se sufre mucho dándole vueltas a lo que podría haber sido perfecto y no lo fue – y como no fue perfecto, fue una mierda, porque solo hay esas dos opciones -, y que obsesionarse con llegar a la perfección te lleva directamente al bloqueo. Como es un defecto que sé que tengo, estoy trabajando en ello y este podcast es reflejo de ese trabajo, yo intento mejorar en cada episodio pero soy consciente de cada mínimo fallo y no sabes cómo me autoflagelo.

Una de las formas en las que estoy luchando contra ese perfeccionismo es no ponerme objetivos concretos. ¿Por qué? Porque son una receta para el fracaso y la frustración, pero aquí también hay trampa, y lo puedes ver en una TED talk del jugador de fútbol americano

Emmanuel Acho: los objetivos muchas veces te los pones para conseguir un reconocimiento público, o de otros, pero si tus expectativas son bajas o haces algo por placer… puedes llegar a conseguir mucho más. O simplemente disfrutarás, que no es algo simple, es algo maravilloso.

¿A qué nos lleva este perfeccionismo, esta “visión” que debes tener para llegar a ser “la mejor versión de ti misma”? A no vivir el presente, que al final es lo único que tenemos. A vivir en nuestras visiones de grandeza, abundancia, sueños de perfección… y es que, si estás todo el rato “trabajando muy duro para hacer realidad el futuro que deseas”… ¿acaso no estás escapando de la realidad y viviendo en tu imaginación… que no existe? Por no hablar que tu yo del futuro probablemente sea una persona muy distinta de como eres ahora mismo, de la misma manera que no eres la misma persona que eras hace 10 o 15 años… piénsalo: habrás vivido más experiencias, conocido a gente diferente, habrás hecho ese trabajo interior, habrás llegado a ciertas conclusiones… quizás ni te reconocieras ahora mismo si pillaras el coche de Marty McFly y te dieras un garbeo para conocer a tu yo del futuro.

 Tú eres tu propia empresa: la visión ‘exitocéntrica’

No sé si conoces ese dicho atribuido a Voltaire que dice “lo perfecto es enemigo de lo bueno” en sentido de que la obsesión por alcanzar la perfección crea una frustración constante y te bloquea… pero en el mundo de los negocios, no basta con ser mejor, hay que ser LA MEJOR. Esto, que es cierto en un entorno empresarial altamente competitivo, se traslada a cada uno de nosotros trabajadores, que vemos cómo por arte de magia nos convertimos en una empresa chiquitita, en una pyme con delirios de grandeza, y una de las manifestaciones de esta transformación digna del programa de televisión “Lluvia de estrellas” es la MARCA PERSONAL.

He de decir que yo soy una víctima más de esto de la marca personal, y si no te lo crees, date una vuelta por mi web profesional que tienes en las notas del programa, por mi Twitter y otras redes como LinkedIn… y allí verás un intento a caraperro de mostrarme como una profesional del podcasting, de demostrar mi interés (por otra parte, de verdad, absolutamente genuino) por los temas que digamos componen esa marca personal y que digo al principio de cada episodio: el periodismo, los podcast y la radio, la lucha contra el calentamiento global, la antropología sociocultural… sí, querida oyenta, me he constituido yo solita en mi propia empresa, soy una SL mamarracha y es que en un entorno profesional despiadadamente competitivo, la primera enseñanza desde el marketing laboral es: conviértete en un referente en tu sector. En ello estoy, pero créeme, es agotador. 

Aquí tengo que puntualizar que este podcast es mucho más: es una forma de experimentar, de aprender, de desarrollar mi faceta de antropóloga que de otra manera actualmente no podría, y de hacer activismo en la lucha contra el calentamiento global. Espero estar lográndolo, pero ya ves la presión que yo solita me pongo a mí misma…

Y créeme también si te digo que llevo mejorándome a mí misma desde que nací, al menos en el plano educativo y cultural. Mis padres consiguieron subirse al ascensor social hacia la clase media gracias a la educación y al trabajo duro y la mejora profesional constantes, y creyeron que mi hermana y yo tendríamos una vida aún mejor que la suya si seguíamos el mismo patrón, pero en modo turbo dado que prácticamente todos mis amigos y amigas de todos los ambientes tienen formación universitaria o una FP. 

No voy a decir ‘pobres ilusos’ ya que nuestras posibilidades serían aún más escasas si no hubiéramos estudiado inglés de los 6 a los 18 y aprobado el Proficiency a la primera o si no hubiéramos estudiado carreras y más estudios superiores y adquirido experiencia por medio de prácticas en empresas… pero desde luego, parece que la competencia se ha recrudecido y la ansiedad por destacar entre la multitud ya impregna todos los aspectos posibles de nuestra vida… e incluso se ha metido hasta la cocina gracias a las redes sociales, que a menudo son lo primero que miran desde recursos humanos a la hora de contratar a un candidato u otro.

Esto de desarrollar a tope tu potencial, de optimizarte, de maximizar tus posibilidades de éxito… te lleva en parte a sentirte una persona de mayor calidad respecto del resto, como iluminada por una luz especial… es un cierto esnobismo que en realidad es muy bueno para los negocios porque… si competimos constantemente entre nosotros… siempre vamos a estar insatisfechas, y donde hay una insatisfacción, ¿qué surge? Una posibilidad de negocio, un segmento de mercado, una consumidora ansiosa más.

Ansiedad, agotamiento y consumo… ¿van de la mano? Desde luego, con toda la presión que te meten para que seas tu mejor versión, y el agotamiento que supone estar siempre mejorándose, además del trabajo y las obligaciones que tengamos… ¿quién no pagaría por un libro que te promete diseñar tu vida perfecta en cinco pasos o por una masterclass de dos horas que te ofrece llegar a la consciencia superior? Tenemos poco tiempo y DEBEMOS aprovecharlo al máximo y sacarle todo el jugo posible, así que lo mejor que podemos hacer, nos dice el gurú o la conferenciante, coach o influencer de turno, es adquirir sus productos y liberarnos así de las ataduras que nos están impidiendo alcanzar nuestro yo perfecto. 

Todas y todos somos susceptibles de caer en ello, a veces incluso nos puede servir de ayuda, por qué no. Yo misma estuve a punto de caer en una estafa de formación que me hubiera costado un riñón para montar mi propia empresa durante el primer confinamiento del COVID porque me quedé sin trabajo… al calor de estas nuevas necesidades de alcanzar la excelencia en todos los aspectos de nuestra vida, surgen también personajes más que cuestionables como puede ser Amadeo Lladós o directamente esquemas piramidales como la IM Academy que destapó Carles Tamayo, que se sirven de las inseguridades de mucha gente que sólo quiere mejorar su vida o se encuentra en un momento de bache vital, para alimentar visiones de enorme éxito material, abdominales, mansiones delirantes, Lamborghinis en el garaje y cirugía estética. Todo ello pasando por caja con carísimas formaciones que lo único que hacen muchas veces es trasladar tu inversión… al bolsillo de los cabecillas de estos cultos al capitalismo.

En esta visión exitocéntrica, todo vale para alcanzar el éxito, que es el objetivo último de todos estos hábitos atómicos, técnicas, bullet journals y demás herramientas que te aseguran que sin duda lo alcanzarás si eres capaz de superar la falta de motivación y de fuerza de voluntad, ya que el universo comenzará a “conspirar a tu favor” para que lo consigas y no te desvíes del recto camino al estrellato. De nuevo, la receta segura para la frustración y el desencanto. 

Y por supuesto, para el agotamiento, como ya escribió el filósofo surcoreano Byung Chul-Han en “La sociedad del cansancio”. Somos nosotras y nosotros mismos quienes invertimos tiempo, dinero y esfuerzos en nuestro propio mejoramiento, sin descanso. A veces incluso sin descanso literalmente, como ese club de las 5 AM de Robin Sharma, que te obliga a madrugar tanto como las 5 de la mañana para maximizar tu productividad.

El psicólogo Buenaventura del Charco ha escrito precisamente sobre esto en “Te estás jodiendo la vida: Olvídate de tu mejor versión y sé tú mismo”. Del Charco escribe en su blog que “la cultura del esfuerzo y la meritocracia, en las que creo personalmente, nacieron para el ámbito del trabajo y el mundo académico, pero no para valorar a los seres humanos, esto ocurrió por una extensión de ese planteamiento y por una perspectiva de la autoestima muy mal entendida, en la que se considera que cuánto un sujeto se siente bien consigo mismo depende de la evaluación que realiza de sí, de forma que la única forma de tener una “buena autoestima” depende de pasar un examen en el que las cosas buenas de uno pesen más que las cosas malas.”

Aceptar tu imperfección y disfrutar del camino

Bien, llegados a este punto, yo te propongo un trato: el que todas y todos seamos capaces de aceptar nuestras imperfecciones, nuestra mediocridad relativa, y que podamos sentirnos satisfechas y serenas con ello, y así tener el tiempo y las energías de disfrutar de la vida. 

Esto no está reñido con tratar de dar lo mejor de ti en tu trabajo o tu dedicación y en encontrarle un propósito a tu vida que le de sentido y te proporcione una sensación de pertenecer a algo y de ser de utilidad a tu comunidad, que es lo mejor que puedes hacer por ti misma en realidad. Pero no te engañes: no vas a dar lo mejor de ti en cada aspecto de tu vida. Porque no eres buena, y desde luego no eres la mejor, en cada aspecto de tu vida. Y yo tampoco. 

¿Cuál es mi mejor versión? Esta, ahora mismo. Yo misma dando lo mejor de mí en cada episodio, mostrando mi vulnerabilidad, mis errores y mis carencias, tratando de mejorar un poquito cada vez y de aprender de mis propias cagadas, creando algo nuevo con lo que me divierto, me siento creativa, e intento mejorar un poco este mundo, pero sin grandes expectativas… Atenta que voy a usar una cita de Bruce Lee, ese grandísimo filósofo: “la vida es un proceso, no una meta. No es un fin, está hecha de medios”.

Yo te propongo jugar y disfrutar, hacer algo por el simple placer de hacerlo, sin ningún objetivo ni propósito concreto. Hacer música porque es un placer, ver pelis que no te aportan nada, leer libros que no desarrollen ninguna de tus habilidades, ir a clases de danza (yo lo hago) porque te hace sentir viva y no porque quieras impresionar a nadie con tus movimientos, aprender un idioma porque te gusta y te parece una belleza, mirar al techo de tu habitación y pensar en la nada, y que surja la creatividad en tu cabeza sin ningún fin aparente. 

Pasar cada verano dos semanas en Mochales de abajo y bañarte en el río y tomar el sol entre los árboles porque ese es tu hogar y allí puedes descansar, en vez de irte a recorrer mundo porque tienes que acumular experiencias… vamos, vivir el presente y disfrutarlo, y no utilizar tu vida y a las personas que están en ella para intentar alcanzar un sueño, y un ideal, que como los sueños y las ideas, no existen porque solo viven en tu cabeza. Tú sí existes, y tienes valor por el mero hecho de existir, y eso debería bastar para vivir.La mejor versión de mí: ¿es posible?

Y bueno, ya me callo un mes que parezco una gurú de la anti-autoayuda aquí diciéndote lo que puedes hacer… haz lo que te dé la gana, pero por favor dale amor a este episodio y este podcast que son mi libro de autoayuda favorito y necesito tu validación en forma de estrellitas y corazoncitos y comentarios positivos y así yo seguiré con esta estafa piramidal la semana que viene con un nuevo episodio!

Bibliografía

artículos

«¿Qué te impide ser tu mejor versión?»: la obsesión por el desarrollo personal en una sociedad ‘exitocéntrica’ vía @eldiarioes https://www.eldiario.es/1_a5c042 

¡Malditas comparaciones! https://ethic.es/2024/04/malditas-comparaciones-comparar/ 

La trampa del perfeccionismo https://ethic.es/2023/01/la-trampa-del-perfeccionismo/ 

Yo no quiero ser mi mejor versión https://isaacpalomares.com/2021/06/yo-no-quiero-ser-mi-mejor-version/ 

https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20200301/473793205651/depresion-perfeccionista.html

libros

“Te estás jodiendo la vida: Olvídate de tu mejor versión y sé tú mismo” (Buenaventura del Charco Olea) Ed. Martínez Roca, 2023

“El informe: Trabajo intelectual y tristeza burocrática” (Remedios Zafra) Anagrama, 2024

“La sociedad del cansancio” (Byung Chul-Han) 2012, Herder

vídeos

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How to break down barriers and not accept limits

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